La biblioteca del capitán Nemo - Per Olov Enquist






"(...) Todo lo que soy capaz de recordar con claridad de aquella época en la que yo era un niño es bello y aterrador."








Enquist, Per Olov. La biblioteca del capitán Nemo.
Editorial Nórdica Libros, 2015


Kapten Nemo bibliotek. Traducció de Martín Lexell i Mónica Corral.
Col·lecció Letras nórdicas, 40



::: Què en diu la contraportada...
El mismo día, en la misma sala de hospital, dos mujeres de la misma aldea dieron a luz a un niño. Seis años más tarde se descubrió que hubo una confusión…, un intercambio. A partir de este hecho, Per Olov Enquist, para quien cada hombre lleva consigo la carga de un «gemelo» desaparecido, escribe una novela que condensa la esencia de la literatura nórdica. Una voz enigmática, cargada de preguntas y recuerdos, fundamentalmente lírica y repetitiva como los sentimientos, intenta, con la ayuda del capitán Nemo como guía benefactor, saber quién es, encontrar el sentido de su vida.
La biblioteca del capitán Nemo es una de las mejores novelas de este escritor, propuesto en numerosas ocasiones para el premio Nobel de Literatura, y, con ella, comenzaron su enorme éxito y su reconocimiento internacional.

::: Com comença...
Ahora, dentro de poco, mi Benefactor, el capitán Nemo, me va a ordenar abrir los depósitos de agua para que la embarcación, con la biblioteca dentro, se hunda en el mar.
He repasado la biblioteca, pero no todo. Antes, albergaba sueños secretos de que iba a ser posible sumarlo todo, atar todos los cabos, de forma que todo pudiera explicarse, que todo quedara cerrado (…).

::: Moments...
(Pàg. 15)
Severidad y lágrimas. Severidad y lágrimas.
Yo fui el primero a quien se lo inculcaron.

(Pàg. 16)
Si uno no tiene nombre, es Nadie. Eso también es una especie de liberación.

(Pàg. 21)
Hay muchos que ignoran la identidad de su padre. Pero una madre que no sabe si su hijo es suyo… eso sí que es inusual.
Y las cosas fueron un tanto inusuales también para Johannes y para mí.
Así de extraño puede ser cuando te intercambian. Te lo quitan todo, salvo la esperanza de haber heredado al menos una enfermedad, la pequeñas huella de la muerte en vida, que nos permitiría sobrevivir. La herencia, la más modesta de todas, la pequeña enfermedad rara, aquello que te mantiene entero, aunque la vida haya intentado desunirte.

(Pàg. 79)
Cuando te han intercambiado, nunca puedes estar seguro de ser un verdadero ser humano. Por lo menos no como antes. Tardé demasiado en darme cuenta de que tenía que morir y resucitar y acercarme a aquellos que no eran realmente seres humanos, quizá a los caballos, quizá a los gatos que habitaban en el barniz del cabecero de la cama.

(Pàg. 82)
Pero no era lo que me dieron, lo que se me concedió, lo que me iba a marcar, como si me hubieran quemado en lo más profundo de mi ser. NO eran Alfild y Sven Hedman. Era lo que perdí lo que me quemaba. También perdería la casa verde, y la cabaña de verano que se parecía aun cobertizo para barcos, y el leñero, y la letrina con el Norran (…).

(Pàg. 93)
Cuando no mereces la muerte, entonces esta se te niega. Y no queda más remedio que continuar. Tampoco hace falta merecer la misericordia para recibirla. Pero quizá hay que merecer la muerte, si no no viviríamos.

(Pàg. 94)
Quizá la muerte sea así al final. No la que llega en vida, sino la del final. Como cuando mamá cambia las sábanas y todo vuelve a sentirse seco y cálido, los pájaros duermen, el reflejo de la nieve calienta, y consigo conciliar el sueño.

(Pàg. 121) 
Todo lo que soy capaz de recordar con claridad de aquella época en la que yo era un niño es bello y aterrador.

(Pàg. 139) 
Lo más bello de lo humano: vivir como un monstruo, en el límite, y ser el que hace visible lo humano.

(Pàg. 155) 
No hace falta creer que todo siempre es felicidad, solo entender que siempre existe algo mejor que la muerte. Y luego es preciso conservar aquello que dolía. Carece de sentido esquivarlo, y olvidar, eso es lo que hicimos tanto Johannes como yo. Porque entonces, ¿qué es lo que te queda? Si no conservas nada, es que no te queda nada. Y entonces nada de todo aquello que dolía tenía sentido.
Simplemente dolía. Sin ningún sentido. Y, por tanto, no fuiste más que un ser humano sin sentido.
Quizá sea aquello que dolía lo que constituye la prueba de que al final eres un ser humano.

(Pàg. 180)
“(…) Sin embargo, añadió con su sonrisa triste y extrañamente diferente, no solo eres traidor, sino también verdugo y víctima. ¿Entonces lo soy todo?, pregunté sollozando.
Sí, me contestó, como todos los demás seres humanos lo eres todo.”

(Pàg. 205)
Cuando vino, estaba muerto. No cabía duda. Si no, ella en su ofuscación seguramente me habría pedido que le ahorrara todo sufrimiento. Pero estaba muerto y bien muerto. Aunque pringoso, como un pez al cogerlo antes de golpearlo contra la borda de un barco.
Pero ella no me pidió que lo hiciera. Ante Dios, que cobardemente se mantiene alejado hasta el día del Juicio Final, cuando nos juzgará a nosotros los miserables humanos, y el Hijo del Hombre, que siempre está demasiado ocupado cuando se le necesita, lo juro.

(Pàg. 211)
Quizá el Hijo del Hombre se apiadaría de él. Pues era el amigo de todos los niños, aunque no había tenido tiempo para mí. Ahora bien, uno esperaba que también se apiadara de Eeva-Lisa, y quizá de mí, aunque todavía estuviéramos vivos.

(Pàg. 227)
Era como si se hubiese vuelto raro en los últimos tiempos.
Antes siempre quería decidirlo todo; el chico espabilado y guapo, al que todo el mundo quería.
Pero ahora. Todo parecía al revés. Cada vez era más como yo. Como si hubiese empezado a fundirse conmigo.
Algo terrible, mirándolo bien.
Pensé que debía decírselo.

(Pàg. 249)
En realidad, que Dios tuviera miedo era algo que a uno le podía gustar.

(Pàg. 272)
Vi cómo levantaba el vuelo, y se elevaba y se elevaba hacia el techo gris de la niebla, y se desvaneció. Y yo no había oído nada.
Esperé, pero nada más, absolutamente nada. Quizá fue así para ella aquella noche en el leñero, apoyada en el tajo. Creo que sí. En absoluto tan terrible como cuando me abandonó.

(Pàg. 276)
No entendía, había dicho. ¿Pero quién ha dicho que entender es posible? No se puede, claro, ¿pero quiénes seríamos si no lo intentáramos?

::: Què en penso...
La biblioteca del capitán Nemo, de Per Olov Enquist és una proposta críptica, carregada de simbolismes i metàfores. El suec és un escriptor que exigeix molt al lector: primer, acceptar el seu univers particular; després, assumir la seva prosa i estil.

La biblioteca del capità Nemo és una obra que confirma el tarannà creatiu del seu autor: unir maldat i bellesa, monstruositat i esperança, culpa i redempció.

Enquist escriu contra la linealitat. La seva tècnica no busca l’ordre narratiu clàssic, sinó la fragmentació i la repetició com a formes de memòria. Fins a la data n'he llegit tres novel·les, comptant aquesta. Totes provocadores i enigmàtiques per igual. Penso que totes tres formen part d'un missatge, d'una visió vital de l'autor que es repeteix i es reescriu, fins a convertir-se en un cercle narratiu: un peix que es menja la cua, una obra que es nodreix de si mateixa.

Així, a La biblioteca del capità Nemo, i com ja va fer amb El ángel caido i amb El libro de las parábolas Enquist invoca tres dels seus temes principals.

La mort és el primer gran puntal, sempre present. Ja sigui la mort real d'algun personatge, ja sigui fent referència a les fotos mortuòries de familiars. La mort en Enquist és una mort de silencis imposats, de secrets. Una mort però que no és final, sinó retorn constant. O potser millor motor d'invocació. La mort serveix per invocar records personals però també la memòria generacional. 

La religió apareix com a força opressiva. És el segon puntal de la novel·lística de Enquist. Ritus buits i negació de creences. Tot plegat una hipocresia, sembla dir Enquist, que converteix la religió en contraritual narratiu: dessacralitza funerals, sermons, pregàries, mostrant-los com a mecanismes de control. El record substitueix la fe, convertint-se en espai de transmissió i resistència. A La biblioteca del capità Nemo, el personatge narrador directament renega del fill de Déu i en el seu lloc, invoca a Nemo, com a conseller, com a acompanyant, com a guia i salvador en definitiva.

Tot plegat, com no pot ser d'una altra manera convergeix en el concepte del monstre. El tercer puntal.
El monstre, per Enquist, no és mai un personatge amb maldat conscient, sinó un personatge sotmès a un entorn que fabrica monstres. La monstruositat és sociològica: producte de la comunitat rural, de la religió repressiva, de la claustrofòbia social, de la veritat no dita, de les mentides consentides. El monstre és víctima. I amb el monstre - i també amb la seva acceptació-, Enquist engega un discurs contra la maldat estructural i en fa una condemna col·lectiva.

A La biblioteca del capità Nemo, la narració es construeix com un mosaic. El lector no avança cap a una resolució, sinó que gira dins un univers que insisteix, que reverbera, que no es tanca mai. Escenes, paisatges i comentaris tornen una vegada i una altra, no per avançar la trama, sinó per intensificar-la. Enquist usa la repetició de manera obstinada, gairebé molesta. Però és la seva manera d'invocar els records traumàtics, els episodis que l'han marcat.

Aquests tres leit motiv ens arriben als lectors amb un estil despreocupat, senzill, gairebé infantil. Per Olov Enquist sembla no buscar la perfecció estilística. Està més interessat en mostrar una veritat fragmentària. La seva prosa és oberta, assagística, més propera al testimoni que a la ficció polida. Ho aconsegueix tot transposant records íntims —fotografies, quaderns, rituals familiars— en símbols literaris. Aquest és el seu secret: convertir la memòria personal en matèria narrativa. El resultat és una escriptura que funciona com a palimpsest: cada novel·la reescriu les anteriors i la pròpia vida.

Això és important. El que escriu Enquist sorgeix de dintre seu, de la seva experiència, del seu record, de les seves vivències, dels seus patiments, fins i tot de les seves mancances. Però atenció; la de Enquist no és literatura autobiogràfica. Es literatura inspirada per vivències personals. És projecció. És símbol.

Per això mateix poc us puc dir de l'argument, un trencaclosques a mig camí entre la realitat i el somni, entre la devoció i el sacrifici.  Enquist no explica històries: construeix rituals. Escriu com qui aixeca un arxiu de memòria, on cada fragment és un record, cada repetició un trauma, cada motiu un símbol. La seva obra és un cercle narratiu que es menja la cua: una literatura que insisteix, que es reescriu, que no es tanca mai.

La biblioteca del capità Nemo és una lectura que no et deixarà indiferent. Et cou, et molesta, però t'atrau. És com un monstre. Atreveix-t'hi!

::: Altres n'han dit...
Cuaderno de Rutas 3.0, El Boomerang (J. Ferrero), Complete Review, Boekenzolder, Recensioni senza recincioni.

::: Enllaços:
Per Olov Enquist


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