Rendición - Ray Loriga

 

 

 "(...) Qué gran ciudad, qué resplandeciente, qué igual, qué aburrida."

 

Loriga, Ray. Rendición.
Barcelona: Penguin Random House, 2017

Col·lecció Alfaguara.

::: Què en diu la contraportada...
¿Quiénes somos cuando nos cambian las circunstancias?

La guerra dura una década y nadie sabe a ciencia cierta cómo transcurre, qué bando fue el agresor y cuál el agredido. En la comarca, la vida ha continuado entre el temor a la delación y la añoranza de los que fueron al frente.

Cuando llega el momento de evacuar la zona por seguridad, él emprende camino junto a su mujer y al niño Julio, que ayuda a amortiguar el dolor por la ausencia de los hijos soldados. Un futuro protegido parece aguardarles en la ciudad transparente, donde todo es de dominio público y extrañamente alegre.

Allí los recuerdos desaparecen; no existe ninguna intimidad -ni siquiera la de sentir miedo- hasta el momento en que la conciencia despierta y se impone asumir las consecuencias.


::: Com comença...
Nuestro optimismo no está justificado, no hay señales que animen a pensar que algo puede mejorar. Crece solo, nuestro optimismo, como la mala hierba, después de un beso, de una charla, de un buen vino, aunque de eso ya casi no nos queda.

::: Moments...
(Pàg. 13)
No es fácil precisar cuánto nos quisimos antes; claro está que en nuestra boda los besos fueron sinceros, pero esa sinceridad estaba pegada al cuerpo de lo que éramos entonces, y es evidente que el tiempo nos ha convertido en otra cosa.

(Pàg. 32)
La gente que sabe contar historias siempre tiene compañía.

(Pàg. 42)
(...) se obedece porque conviene y se duda porque se piensa. Y si una cosa salva la vida, la otra al parecer salva el alma.

(Pàg. 61)
No soy de muchas poesías, pero cualquier hombre que quiera al menos un poco sabe a lo que me refiero. Mirar a una mujer en nada se parece a abrazarla, porque en el abrazo están dos muy juntos y se tapa todo y en la distancia, al excluirse uno, parece de pronto la mujer a quien uno quiere como las cosas que se admiran de lejos.

(Pàg. 83)
A veces sucede que con la rabia del momento uno piensa cosas horribles sólo por sacárselas del alma y para darse cuenta, creo , de que uno no es capaz de hacer ciertas cosas.

(Pàg. 84)
(...) a veces, sin saber por qué, a falta de gloria va uno y se la inventa.

(Pàg. 114)
A veces uno tiene que esperar a que las cosas sucedan por más que intuya lo que podría suceder, porque si no, te toman por loco.

(Pàg. 139)
El pasado y el futuro empezaron a apartar de mí la sombra siniestra de las nostalgias y las ambiciones, que son como manos capaces de ahogar a un hombre, y pude ver claramente que con hacer lo que se me encomendaba y hacerlo bien, con esmero, era más que suficiente para estar feliz.

(Pàg. 146)
Algo tenían esta ciudad y cada uno de sus asuntos que hacía que uno fuese incapaz de quejarse de nada, no porque no te dejaran hablar, que te dejaban, sino porque no conseguías encontrar queja alguna de lo bien que funcionaba todo, y en el fondo del alma no tenías más que un sensación de contento que no te abandonaba nunca, y como no había gran cosa que esperar o temer del día de mañana tampoco era fácil sentir angustia, o ese miedo impreciso que sentía yo en mis tierras ya fuera por la guerra, la seguridad de los míos o los lobos que merodeaban de noche cerca de las gallinas.

(Pàg. 150)
Cómo es que un hombre pierde su propia naturaleza y con ella lo que da sentido a su pequeña inteligencia no sabría decirlo. Que se pierde según en qué circunstancias lo tengo por cierto.

(Pàg. 162)
(...) de la claridad se puede tener buena o mala opinión, pero es evidente que cuando es tan excesiva y se convierte en la única condición, engulle todos los secretos, todos los misterios y todos los deseos. Y de tanto verlo todo ya no quiere uno prestarle atención a nada.

(Pàg. 178)
Los hombres, aquí y en cualquier otro lugar del mundo, suelen buscar el consuelo de la cerveza al finalizar cada jornada y eso no los convierte precisamente en hombres libres.

(Pàg. 179) 
Qué gran ciudad, qué resplandeciente, qué igual, qué aburrida.

(Pàg. 187)
¿Qué maldad se esconde en el alma de quien no se reconoce como uno más entre sus semejantes?

::: Què en penso...
Quan la part formal d’una novel·la no convenç i el fons temàtic no és creïble ni versemblant, aquesta novel·la té problemes evidents. Si fa no fa això és el que passa amb Rendición de Ray Loriga.

Rendición és una obra que es fractura entre la promesa inicial i la rendició –literària- final. La primera part, per mi més sòlida, és un relat intemporal sobre un conflicte bèl·lic narrat amb un realisme sobri, en primera persona, sense gairebé diàlegs, i transmissor d’una tensió in crescendo.

La segona part, en canvi, trasllada el lector a una mena de metàfora d’un futur immediat, un espai d’anticipació que vol esdevenir filosòfic i acaba sent només anècdota. Tot plegat per problemes de d’una versemblança que és demostra dèbil o absent en diverses parts de la novel·la.

Formalment, Loriga opta per una prosa austera, repetitiva, atemporal. El narrador -veu omnipresent durant tot el relat- no té nom ni un context sòlid. Durant el relat es dissol en un monòleg circular que intenta reflectir la desaparició de la individualitat.

Malgrat tot, la reiteració de pensaments i accions no aconsegueix erigir un símbol d’alienació en la novel·la, tal com s’imaginava Loriga; en canvi tangibilitza la pesantor del relat. A més a més, si hi sumes la manca de referències concretes en els fets, i l’absència de noms dels personatges, més que aconseguir provocar, la faula avorreix.

Temàticament, Rendición denuncia la tendència creixent en la nostra societat a l’exposició pública (XXSS) però també la intrusió del poder en la intimitat de les persones (CCTV al carrer, a la feina, a l’oci,..). És a dir, a la pèrdua –voluntària o obligada- de la intimitat, i amb ella, de la capacitat crítica. La ciutat transparent –al·legoria d’una societat més justa - és l’escenari on la privacitat desapareix, on la democràcia es dilueix en un control social permanent i on la individualitat queda finalment anul·lada.

Sí, Loriga posa el dit a la llaga: posa en joc la dissolució de la identitat, la manca de privacitat i la vigilància col·lectiva, però ho fa amb una forma que no aconsegueix donar densitat ni transcendència al missatge. I a més, de manera confusa. Només cal que cerqueu Rendición a la Xarxa. Veureu com Internet es divideix entre els que troben Rendición una novel·la sosa i sense punch, i els que la defensen pel seu costat distòpic o pel seu atreviment formal; els que prefereixen la solidesa i simplicitat de la primera part i els que reivindiquen l’anada d’olla de la segona part. Aquesta polarització és el reflex exacte de la seva arquitectura: un llibre escindit, amb temes poderosos però amb execució desigual que s’acaba disolent en l’oblit.

En definitiva, Rendición és una lectura amb poca transcendència. La novel·la apunta d’inici alt, amb un plantejament prometedor, però tot d’una es desdiu i es rendeix abans d’arribar al final, aquest forçat i gairebé improvisat. Els temes que toca la novel·la són importants i mereixen reflexió però, degut a problemes formals i narratius, la novel·la es queda en una faula escèptica sense versemblança ni força narrativa.

::: Altres n'han dit...
Entre mis libros y yo, Varado en la llanura, Haz lo que debas, Literatio, El quinto libro, El libro durmiente, Regina Irae, República de las Letras, Contrafáctica, Un libro al dia (F. Bon), Letralia (M.Pérez Bravo), Scielo (C. Mercier), ABC Cultura (J.M.Pozuelo), Todo literatura (A. Silvelo).

::: Enllaços:
Ray Loriga, què en diu el propi autor, algunes claus interpretatives, la potència del narrador, l'allargada ombra de Evgueni Ivánovich Zamiátin, ciència ficció clàssica?