El retrato del señor W.H. - Oscar Wilde

 




"(...) Es el arte, y solo el arte, lo que nos revela ante nosotros mismos.








Wilde, Oscar. El retrato del señor W.H.
Barcelona: Alba Editorial, 2022.

The Portrait of Mr. W. H. Traducció d’Alejandro Palomas.
Col.lecció Alba Minus, 90.




::: Què en diu la contraportada...
Cyril Graham, un joven erudito y actor aficionado, está convencido de que detrás de las iniciales «W. H.» que figuran en la dedicatoria de los Sonetos de Shakespeare no se esconde, como la crítica daba por supuesto, William Herbert, conde de Pembroke, sino un joven actor de la compañía del poeta, y de quién este al parecer se había enamorado, llamado Willie Hugues. Como prueba de su teoría, aporta un misterioso retrato del joven Hugues con la mano posada sobre una edición de los Sonetos; pero pronto se descubre que el cuadro es una falsificación, lo cual le empuja al suicidio. A partir de esta trágica historia, y del apremiante «legado» que reciben dos amigos bajo la forma de un falso retrato y de una arrasadora pasión intelectual, Oscar Wilde construyó en El retrato del señor W. H. (1895) una fascinante pieza de erudición fantástica en la que expuso no solo los postulados de su estética antinaturalista, sino, más allá de ésta, la dramática, pero vital, necesidad de encontrar «el alma, el alma secreta» que constituye «la única realidad». Wilde no consiguió nunca en vida publicar en un volumen esta nouvelle que había aparecido sólo en las páginas de una revista, a pesar de que desde la cárcel de Reading insistió en que se trataba de «una de mis primeras obras maestras». Sin duda lo es.

::: Com comença...
Habia cenado con Erskine en su pequeña y coqueta casa de Birdcage Walk y estábamos en la biblioteca con nuestros cafés y cigarrillos cuando en el curso de la conversación salió a colación la cuestión de las falsificaciones literarias.

::: Moments...
(Pàg. 16)
Supongo que todas las personas encantadoras son unos consentidos. En ello radica el secreto de su atractivo.

(Pàg. 32)
(…) Erskine me llamó:
- Querido amigo –dijo-, permíteme acosejarte que no pierdas tu tiempo con los Sonetos. Te lo digo muy en serior. AL fin y al cabo, ¿qué nos dicen acerca de Shakespeare? Simplemente que era un esclavo de la belleza.
- Bueno, ¡esa es una condición inherente a todo artista! –respondí.

(Pàg. 51)
(…) para Shakespeare el actor era un compañero de trabajo cuidadoso y consciente que daba forma y sustancia a la fantasía del poeta y que aportaba al drama los elementos de un noble realismo. Su silencio podía ser tan elocuente como las palabras y su gesto igual de expresivo, y en esos terribles momentos de titánica agonía o de dolor divino, cuando el pensamiento supera la palabra, cuando el alma, enferma por exceso de angustia, tartamudea o enmudece y hasta la vestimenta del lenguaje se desgarra y queda hecha añicos por la pasión en su tormenta, el actor podía convertirse, aunque fuera solo por un instante, en artista creativo y tocar con su mera presencia y personalidad esos resortes de terror y de lástima a los que apela la tragedia. Ese pleno reconocimiento del arte del actor y de su poder era una d elas cosas que diferenciaba el drama romántico del clásico, u por tanto uno de los hallazgos que debemos a Shakesperare, quien, afortunado en general, también en esto tuvo la fortuna de dar con Richard Burbage y de forjar a Willie Hughes.

(Pàg. 54)
(…) a medida que iba leyendo las diversas descripciones que se hacían de él, me daba cuenta de que el amor que Shakespeare le profesaba era como el amor del músico por algún delicado instrumento que adora tocar, como el amor que siente el escultor por algún material extraño y exquisito que sugiere una nueva forma de belleza plástica, un nuevo modo de expresión plástica. Y es que todo arte tiene su medio, su material, esté compuesto por rítmicas palabras, por placentero color o por un sonido dulce y sutilmente fragmentado; y, como ha señalado uno de los críticos más fascinantes de nuestros días, es a las cualidades intrínsecas de cada uno de los materiales, y especiales para él, a las que debemos elemento sensual del arte, y con ello todo lo que este tiene de esencialmente artístico. ¿Qué diremos entonces del material que requiere el drama para su representación perfecta? ¿Qué diremos del actor que es el único medio a través del cual puede revelarse el drama?

(Pàg. 55)
(...) No hay pasión en el bronce, ni movimiento en el mármol. El escultor debe renunciar al color y el pintor a la plenitud de la forma. La epopeya transforma los actos en palabras y la música transforma las palabras en tonos. Solo el drama utiliza, y citaré aquí el buen decir de Gervinus, todos los medios a la vez y, apelando tantoa a la vista como al oído, tiene a su disposición, y a sus servicio, forma y color, tono, presencia y palabra, la fugacidad del movimiento, el intenso realismo de la acción visible.

(Pàg. 61)
Indudablemente, es cierto que ser presa de una pasión absorbente equivale a comprometer la seguridad de la vida de uno como amante, y, sin embargo, en esa rendición puede haber una ganancia, como ciertamente la hubo en el caso de Shakespeare (...) En Willie Hughes, Shakespeare encontró no solo un instrumento de incomparable delicadeza para la representación de su arte, sino la encarnación visible de su ideal de belleza; y no es aventurado decir que con este joven actor, cuyo nombre los mediocres escritores de la época olvidaron incluir en sus crónica, el movimiento romántico de la literatura inglesa tiene una gran deuda.

(Pàg. 68)
De todos los motivos de curiosidad dramática utilizados por nuestros dramaturgos, no hay ninguno tan sutil ni tan fascinante como la ambigüedad de los sexos. (…) Decir que solo una mujer puede retratar las pasiones de una mujer y que por tanto ningún joven puede representar el papel de Rosalinda equivale a robar al arte de la interpretación todo derecho a la objetividad, y asignar al mero accidente del sexo lo que propiamente pertenece a la profundiad imaginativa y a la energía creativa.

(Pàg. 96)
El arte, incluso el arte de mayor alcance y de más amplia visión, no puede mostrarnos realmente el mundo exterior. Lo único que nos muestras es nuestra propia alma, el único mundo del que tenemos un conocimiento real. Y el alma, el alma de cada uno de nosotros, es un misterio para todos. Se esconde a meditar en la oscuridad, y la conciencia no puede hablarnos de sus mecanismos. Sn duda la conciencia es incapaz de explicar el contenido de la personalidad. Es el arte, y solo el arte, lo que nos revela ante nosotros mismos.

(Pàg. 100)
Las fuerzas emocionales, como las fuerzas empleadas en la vida física, tienen sus limitaciones evidentes. Quizá el mero esfuerzo de convencer a alguien de una teoría acarrea de algún modo la renuncia al poder de la credibilidad. La influencia no es más que una transferencia de personalidad, una forma de desprenderse de lo que nos es más preciosos, y su ejercicio crea una sensación y –quizá-una realidad perdida. Todo discípulo se lleva algo de su maestro.

(Pàg. 108)
Ningún hombre muere por algo que sabe que es verdad. Los hombres mueren por lo que desean que sea verdad, por algo que cierto terror en el corazón les dice que no es verdad.

::: Què en penso...
A mig camí entre el relat, la crítica i l’assaig, El retrat de W.H., Oscar Wilde ens ofereix una mostra més -una altra- de la perícia de l'autor en crear una fabulació apassionada i d'encomanar al lector absort amb l'entusiasme que la seva prosa desperta.

Encara que en aquesta ocasió el relat -potser assaig teatral, potser crítica literària, potser narració mordaç - tot i que arrenca i conclou amb elements de ficció literària, es desenvolupa com si d'una demostració acadèmica es tractés..

El punt de partida que esperona a Wilde és la febre que Shakespeare desferma a l'època victoriana. 
Es basa en concret en l'enigmàtica dedicatòria a un personatge misteriós (només consten les inicials) que porta una de les obres líriques més importants de Shakespeare: els Sonets, escrits 200 anys abans.

A partir d'aquí Wilde recull teories precedents i embasta una solució alternativa: el desconegut fou un dels joves actors andrògins que interpretaven paper femenins en les obres del geni de Stratford-upon-Avon, i no pas cap noble -amic o protector- de Shakespeare, com fins llavors hom havia defensat.

A partir d'aquesta proposta, l'autor irlandès, hàbil observador i iconoclasta saberut, aprofita per vendre la seva pròpia teoria artística: l'Art és innat i és l'amor qui l'esperona i el fa créixer. Ho fa amb una anàlisi exhaustiva dels sonets, identificant referències, interpretant imatges i -sobretot- oferint suposicions.

L'aportació de Wilde aprofita l'ideal de l'amor platònic, l'ideal efeminat de la masculinitat (originària en la Grècia clàssica) que expressa Shakespeare en part del seus sonets, per fer-ne una altra lectura i defensar el concepte d'amor homoeròtic.  

Però més enllà de l'anècdota eròtica, cal reivindicar El retrat de W.H, per la anàlisi detallada que Wilde fa del concepte d'Art, del procés de creació artística i de la inspiració (de la musa) com a font d'originalitat i creativitat, sobretot aplicat a les arts escèniques, però també a la literatura.

I ho vincula tot al paper de l'actor, que no és més que l'enllaç entre autor i espectador. De fet reivindica les qualitats del bon actor, tot i més quan han de recrear papers femenins, que equipara al de la musa perfecta, imprescindible per garantir la genialitat del creador artístic.

Ara bé, malgrat totes aquestes tesi intel·lectuals i aquests posicionaments teòrics, l'atractiu de la lectura és la capacitat de Wilde per transformar el que sembla un assaig literari i una crítica poètica en un relat de -si m'ho permeteu- misteri.

El retrat de W.H és doncs una lectura atípica. Una recerca a través dels anys, de la poesia i del teatre. Wilde investiga i repassa obres, autors i actors del passat isabelí per trobar un paral·lelisme, un motiu, un desencadenant i una confirmació, tot combinant sensibilitat, art, coneixement i distracció.

::: Altres n'han dit...
Apuntes en mi moleskineCulture livresque, Shakespeare Institute Library, Oscar Wilde and the French Decadents.

::: Enllaços:
Oscar Wilde, la gènesi, la teoria de l'amor (platònic) entre homesles tres claus interpretativesanalitzant la novel·la, i si tot fos sàtira?, els Sonets de Shakespeare: una obra homoeròtica?, la teoria Willie Hughes, els sonets ditxosos...

:::  Llegeix-lo:
Anglès (pdf)
Anglès (facsímil del'edició de Mitchell Kennerley: 1921)


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