El espectro de Aleksandr Wolf - Gaito Gazdánov

 



"- (…) No sé por dónde empezar –dije-. Es una historia complicada, larga y llena de contradicciones."


 

 







Gazdánov, Gaito. El espectro de Aleksandr Wolf.
Barcelona: Editorial Acantilado, 2015


Traducció de Maria García.
Col·lecció Narrativa del Acantilado, 250


::: Què en diu l’editorial...
Un hombre encuentra casualmente en un volumen de relatos un cuento que narra con exactitud el episodio más amargo de su vida: el asesinato de un soldado enemigo. Pero no es el recuerdo lo que lo inquieta, sino el hecho de que el narrador sea su víctima: está leyendo un relato cuyo autor sólo puede ser un hombre muerto. Así comienza la extraña búsqueda del elusivo escritor Alexander Wolf. Esta excepcional novela de carácter psicológico se nos muestra como una reflexión sobre la ambigüedad de los avatares de la vida: el amor, el azar o incluso la muerte pueden ser la perdición o la redención.

::: Com comença...
De todos mis recuerdos, del sinfín de sensaciones de mi vida, ninguno me resultaba más amargo que el recuerdo del único asesinato que había cometido.

::: Moments...
(Pàg. 36)
- (…) La vida pasa sin dejar huella, millones de personas desaparecen y nadie se acuerda de ellas. Y de estos millones quedan algunas individualidades. ¿Qué hay más maravilloso?

(Pàg. 37)
- (…) He vivido de una manera muy disoluta, muchas chicas y restaurantes, pero esto no quiere decir que nunca me parara a reflexionar. Al contrario, después de las muchachas y los restaurantes, en la tranquilidad y la soledad de la habitación, entonces te acuerdas de todo y el alma se llena de pesar. Es algo que cualquier disoluto y borracho puede confirmar.

(Pàg. 38)
Seguí llevando la vida de siempre, sin ningún cambio; todo era como antes, caótico y triste, y a menudo no podía sino pensar que vivía de esa manera desde hacía mucho tiempo y que durante ese tiempo había sentido una tristeza infinita ante todo lo que tocaba ver: la misma ciudad, los mismos cines y cafeterías, las mismas redacciones de periódicos, siempre las mismas conversaciones sobre temas casi idénticos y con unas personas que casi siempre eran las mismas.

(Pàg. 66) 
- (…) No sé por dónde empezar –dije-. Es una historia complicada, larga y llena de contradicciones. Todas las mañanas, cuando me despierto, pienso que ese día precisamente va a empezar mi vida de verdad, me parece que tengo algo más de dieciséis años y que ese individuo, que conoce tantas cosas trágicas y tristes, ese que ayer por la noche se acostó en mi cama, me resulta extraño y distante, y no comprendo ni su cansancio anímico ni su amargura. Y todas las noches, al dormirme, me siento como si hubiera vivido una vida muy larga y todo lo que hubiera conseguido fuera el asco y la carga de los años.

(Pàg. 68)
(…) de pronto recordé las palabras que mi profesor de lengua rusa nos había dirigido en la ceremonia de graduación: “Empiezan a vivir y deberán participar en lo que llaman la lucha por la existencia. Hablando a grandes rasgos, esta lucha presenta tres aspectos: la lucha por la derrota, la lucha por la aniquilación y la lucha por llegar a un pacto. Son jóvenes y están llenos de energía, por lo que naturalmente, les atrae la primera forma. Pero recuerden siempre que la forma más humanitaria y beneficiosa es la lucha por llegar a un pacto. Si hacen de ella el principio de toda su vida, querrá decir que nuestro empeño por transmitirles cierta cultura no ha sido en vano, que se han convertido en ciudadanos de provecho y que por tanto nuestro paso por este mundo tampoco habrá sido inútil (…).

(Pàg. 85)
- (…) Siempre eres tibio y suave –dijo sin venir a cuento con la conversación-, y cuando no te muestras irónico, tus ideas también son tibias y suaves. La facultad de pensar te estorba mucho, porque sin ella serías feliz, sin duda.

(Pàg. 85)
Por mi larga experiencia sabía que el encanto o el atractivo de una mujer sólo existía para mí mientras en ella quedaba algún misterio, un rincón desconocido, que me daba la posibilidad –o quizá la ilusión- de crear una y otra vez su imagen, figurándomela tal como quería verla y no como seguramente era en realidad.

(Pàg. 86)
Estaba convencido de que durante un tiempo una sombra había oscurecido la existencia de Yelena Nikoláievna y yo quería averiguar de quién eran los ojos que habían encontrado su reflejo inmóvil en los ojos de ella, a quién pertenecía el frío que tan profundamente había penetrado en su cuerpo y, por encima de todo, cómo y por qué había ocurrido aquello.

(Pàg. 93)
- (…) Todo amor es un intento de retener el destino, es una ilusión ingenua de una breve inmortalidad –dijo él en una ocasión-. De todas maneras el amor, seguramente, es lo mejor que nos ha sido dado conocer. Pero también aquí, naturalmente, es fácil ver el lento trabajo de la muerte (…).

(Pàg. 99)
(…) Sabía que el recuerdo mudo, casi inconsciente de la guerra persigue la mayoría de las personas que la han sufrido y que en ellas hay algo que se ha roto para siempre. Sabía por experiencia personal que las habituales ideas humanas sobre el valor de la vida, la necesidad de unos principios morales básicos –no matarás, no robarás, no golpearás, amaras al prójimo-, se iban recobrado lentamente después de la guerra, pero habían perdido su convicción anterior y se habían reducido a un sistema moral teórico, con cierta corrección y una necesidad con las que no podía, en un principio, estar de acuerdo. Y esos sentimientos, que debían existir en mí y que habían condicionado la aparición de esas leyes, habían quedado arrasados por la guerra y ya no existían, nada los había sustituido.

(Pàg. 120)
(…) todos los días se producen catástrofes cósmicas, pero la infelicidad consiste en que las catástrofes cósmicas nos dejan indiferentes, mientras que el menor cambio en nuestra propia vida, por muy insignificante que sea, nos procura dolor o compasión y nada podemos hacer para evitarlo.

(Pàg. 123)
(…) Por encima de cualquier individuo, por encima de cualquier vida, pende la amenaza constante de la muerte en toda su infinita diversidad: catástrofes, choques de trenes, terremotos, tempestades, guerras, enfermedades, accidentes, manifestaciones de una fuerza ciega implacable, cuya particularidad consiste en que nunca podemos determinar de antemano el momento en que surgirá, ese instante de pausa en la historia del mundo.

::: Què en penso...
El espectro de Alexander Wolf de Gaito Gazdánov  és una novel·la breu que comença com un relat a mig camí entre l’aventura i l’intriga però acaba convertint-se en una meditació sobre la culpa, el destí i la impossibilitat d’escapar del passat.

De seguida queda clar que Gazdánov no busca l’acció a la seva novel·la. Li interessa, en canvi, la reverberació moral. L’enigma és només la superficie de la seva proposta.
La novel·la avança amb una prosa àgil i neta, però cada escena s’obre cap a una reflexió interior que suspèn el moviment i converteix la lectura en una experiència densa, gairebé hipnòtica.

El lèxic és sobri, modern, sense ornaments, però carregat d’intenció: nit, ombra, memòria, retorn. L’univers semàntic és el d’un home que viu entre dos mons —el de la guerra i el de l’exili— i que observa la realitat com si fos un mirall trencat. París, lluny de ser un escenari realista, esdevé un espai mental: carrers nocturns, cafès silenciosos, trobades que semblen somnis. És la ciutat on el narrador s’enfronta al seu doble i on el destí es tanca com un cercle.

La figura femenina, lluny de la funció romàntica, té un paper molt clar: ser la catalitzadora del destí. Representa la possibilitat d’una felicitat concreta, però també la fragilitat d’aquesta mateixa possibilitat. És el punt on convergeixen el passat violent i el present incert.

Gazdánov utilitza símbols amb una precisió quirúrgica —el tret inicial, el cavall, la nit, el doble— i construeix una estructura narrativa que sembla rodona, encara que no perfecta.

Hi ha esquerdes, potser deliberades: la intriga de la trama es dissol en introspecció, el destí depèn d’atzars gairebé inversemblants, l'estil repetitiu i un final que arriba amb una rapidesa que contrasta amb la lentitud reflexiva del cos central. Malgrat tot, la novel·la és interessant.

En resum, El espectro de Alexander Wolf és una novel·la breu però d’una densitat moral i existencialista que perdura, com una ombra que insisteix, com un murmuri que no s’apaga.

::: Altres n'han dit...
Ara Llegim (P.A.Pons), Llegir.cat (I. Mena)Fragmentos, El perfil menos humano, Un libro al día (Oriol), Canal Literatura, El placer de la literatura, EmilyBooks, His futile preoccupations...

::: Enllaços:
Gaito Gazdánov, la generació desapercebuda.

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