Los extraños - Jon Bilbao





"¿(...) ¿Os importaría que nos quedáramos un poco más? Solo unos días."













Bilbao, Jon. Los extraños.
Madrid: Editorial Impedimenta, 2021




::: Què en diu l’editorial...
Jon y Katharina pasan el invierno en la costa cantábrica. Se alojan en la vieja casa familiar de él, demasiado grande para dos personas. Se sienten solos y, cuando Katharina se queda embarazada sin desearlo, empieza a preguntarse si irse a vivir con él fue buena idea. Dos sucesos vienen a alterar la rutina de la pareja. Una noche, unas luces extrañas aparecen en el cielo. A la mañana siguiente, Markel, un primo lejano de Jon, se presenta por sorpresa en la casa. Le acompaña la atractiva y silenciosa Virginia, una suerte de asistente. La situación pronto se vuelve incómoda: los primos no recuerdan haberse visto nunca y Jon duda de que Markel sea quien dice ser; la presencia de Virginia se hace cada vez más amenazadora y, además, los visitantes no solo no parecen querer irse, sino que empiezan a apropiarse poco a poco de la casa. Pese a todo, Jon y Katharina se sienten fascinados por esos extraños en los que ven un remedio para su aburrimiento y quizá también para sus problemas.

Una nouvelle dotada de un pulso magistral que transita por la resbaladiza frontera que separa el amor de la rutina, y que supone una nueva vuelta de tuerca al tema del «otro» y de cómo convivir con lo desconocido.


::: Com comença...
Katharina lo oye teclear en el salón. Ella está en la habitación que comparten, la más espaciosa de la casa, donde él dormía cuando era niño.

::: Moments...
(Pàg. 17)
Pegados a la ventana, Katharina y Jon guardan silencio a la espera de que suceda algo más: el regreso de los objetos o que se dé algún tipo de reacción. Al otro lado de la ría, parece que el pueblo no se ha inmutado. En los edificios no hay más ventanas iluminadas, ni menos. Por el puente y las calles que alcanzan a ver, no circulan más vehículos. Jon abre la ventana, por si se oye algo: voces de alarma, sirenas. Nada.

(Pàg. 26)
Katharina no deja de mirarla de reojo. Le fascina cómo dilata los orificios nasales. Hace pensar en una yegua sedienta que olfateara agua.

(Pàg. 30)
(…) encuentra a Katharina mirándose en el espejo desazogado del pasillo, e intentando mover las aletas de la nariz. 
¿Cómo lo consigue?, le pregunta ella. Debe tener más músculos que nosotros (…).

(Pàg. 43)
Cuando empieza a comer, Jon no puede menos que reconocer que todo está excelente. Markel descorcha una de las botellas de vino que ha comprado. La despensa vuelve a estar surtida.
Es nuestra forma de agradeceros la hospitalidad, dice. Y mientras estemos aquí, Virginia también se encargará de limpiar y de ordenar la casa. No solo nuestras habitaciones.
Jon y Khatrina tratan de negarse, pero Markel los acalla con un gesto regio.
No hay nada que discutir. Forma parte de las obligaciones de Virginia cuando está conmigo.
Ella se limita a asentir, cabizbaja.
Y nos iremos pronto, añade Markel.
¿Por qué?, quiere saber Katharina.
Nos esperan en Madrid.
Qué tontería. Llama a quien sea que os espera. Dile que os quedáis unos días más.
Markel mira a Jon, sin saber qué responder, pero sin dejar de sonreír. Jon, a su vez, mira a Katharina (…).

(Pàg. 53)
Jon pasa frente a la habitación de sus padres y ve la puerta abierta. Markel está dentro, mirando las fotos enmarcadas, expuestas en el tocador, de Jon cuando era niño, de los padres y de los abuelos.
¿Qué haces?
Perdón. Vi las fotos y tuve curiosidad.
Esta habitación suele estar cerrada (…).

(Pàg. 66)
(…) ¿Cómo está Katharina?, pregunta Markel.
Bien. ¿Y esos perros?
Edgar y Edmund. Los habíamos dejado en Niza. Son muy buenos. No darán problemas.
Los animales se acercan a Jon, le olfatean los pies y le lamen las manos.
¿Son ladradores?
No. Ya te digo que no dan problemas.
Katharina no ha salido del coche. Continúa en la misma postura, apoyada en el salpicadero, asqueada.
¿Necesita ayuda?, pregunta Markel.
No le gustan los perros.

(Pàg. 67)
(…) Le he dicho que los perros se pueden quedar, pero con la condición de que no entren nunca en casa. Las portillas son solo por si acaso. Y tienen que estar siempre cerradas.
Katharina toma un té. Está ojerosa.
Se están atrincherando abajo.
¿Les digo que se vayan? (…).

(Pàg. 72)
¿Los perros están atados?, pregunta Katharina.
¿Por qué?, dice Virginia.
Salgo. Voy a hacer la compra.
Virginia le dice que no le harán nada. Aun así, ella insiste.
Es mi casa. Los quiero atados.
Virginia deja de empanar filetes y va en busca de los perros, no sin antes recordar a Katharina que esa no es su casa. Están las dos solas (…).

(Pàg. 77)
Le cuesta reconocer el salón. Incluso el olor es diferente: pesado y ácido. Hay muebles cambiados de sitio. El sofá hace las veces de cama, y las sábanas y las mantas están revueltas. La mesa de centro está ocupada por el televisor nuevo y ha sido desplazada para poder verlo mejor desde el sofá. Las persianas, como siempre, están bajadas. Lo que le deja pasmado es el desorden (…).

(Pàg. 83)
(…) Tened cuidado con Virginia, dice. No os gustaría verla enfadada. Reconozco que me da miedo. Puede ser venenosa. Adviérteselo a Katharina.

(Pàg. 93)
Una vez más reprime el impulso de pensar en Virginia y en Markel, de intentar recordar si alguna vez conoció a su primo, de apropiarse de la espuma de unas vidas ajenas y elaborar con ella una ficción, de sublimar a personas en personajes (…).

(Pàg. 101)
- ¿Os importaría que nos quedáramos un poco más? Solo unos días.

::: Què en penso...
Hi ha llibres que no et criden, però que t’arrosseguen. Los extraños de Jon Bilbao és així. Una història aparentment senzilla —una parella passa l’hivern en una casa familiar a la costa asturiana i rep una visita inesperada— es transforma en una exploració sobre la fragilitat, la descomposició emocional i la irrupció de quelcom insòlit en la quotidianitat.

I és que els “visitants” desmantellen la parella poc a poc, amb petits gestos: ocupen l’espai sense demanar permís, alteren la comunicació íntima, mantenen una opacitat inquietant i activen conflictes interns que ja existien. La seva presència transforma la casa en un lloc hostil i trenca la continuïtat emocional dels protagonistes. Tot plegat, sense que ningú els pugui acusar de res.

Los extraños parla de la por a perdre el control, de la incomunicació, de la identitat que es desdibuixa, i de com allò que considerem sòlid —la llar, la parella, la rutina— pot ser alterat per forces que no sabem ni com anomenar.

Sigui com sigui, Jon Bilbao construeix aquest relat amb una arquitectura narrativa precisa i continguda. La prosa, de talant sobri i minimalista, amb frases curtes i directes, recorden un estil documental. La narració, escrita majoritàriament en temps present, genera una sensació d’immediatesa i la vegada d'inquietud, al no oferir suport del passat.

De la mateixa manera, Bilbao usa altres recursos per aconseguir crear una atmosfera d’alienació subtil, en el relat, tot atrapant al lector. Per exemple, la veu narrativa és omniscient, neutra i distant, sense judicis ni emocions explícites. Un altre exemple, els diàlegs no estan acotats, fet que dissol la frontera entre pensament i paraula, generant una lectura ambigua i despersonalitzada.

És d'aquesta manera que el lector es veu obligat a reconstruir el context de cada escena, intensificant la tensió i acompanyant als protagonistes en la sensació de desorientació. 

La novel·la admet dues lectures: una, com hem vist, com a drama psicològic; l’altra, com a relat de ciència-ficció domèstica, on la realitat es distorsiona subtilment fins a fer-se irreconeixible. Aquesta trama fantàstica s’insinua a través de fenòmens estranys (com les llums al cel), la transformació de l’espai (la casa) i del cos (l'avortament de la protagonista), i el procedir dels visitants, que molt bé poden ser interpretats com a "visitants" d’una realitat alternativa.

Amb tot, Bilbao és prou intel·ligent per no forçar al lector i deixar-li a ell la responsabilitat interpretativa. Cal dir que la capa especulativa -l'ús d'elements de ciència ficció en el relat- reforça l'aspecte dramàtic inicial. És a dir, no és decorativa, sinó una eina per aprofundir en els temes existencials de la novel·la.


En definitiva, si busques una lectura breu però intensa, amb doble fons i una atmosfera que et remourà per dins, aquest llibre és per tu. Ideal per a qui gaudeix de la literatura que no ho explica tot, però ho suggereix amb precisió i elegància.

:::Altres n'han dit...
Leer es vivir dos veces, Literaturbia, Dentro del monolito (J.L. Pascual)PanoptistaEl paxaru verde, Un libro al día (Oriol), La hierba roja, Cine, poesía, jazz, Manuel Sosa, El placer de la lectura (R. Martín)lucashs1976Anika entre libros (V. Gómez), LeemergenceMondo Sonoro (M. Gendre), Las librerías recomiendas (V. Velasco).

::: Enllaços:
Jon Bilbao, què en diu el propi autor?.

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