El asedio de Troya - Theodor Kallifatides



 

"(...) Que la vida le sonríe a uno                              con lágrimas en los ojos."










Kallifatides, Theodor. El asedio de Troya.

Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2020

Slaget om Troja. Traducció de Neila García.
Col·lecció Narrativa, 232





::: Què en diu l’editorial...
En este recuento perspicaz de La Ilíada, una joven maestra griega recurre al poder duradero del mito para ayudar a sus estudiantes a sobrellevar los terrores de la ocupación nazi.

Las bombas caen sobre un pueblo griego durante la Segunda Guerra Mundial, y una maestra lleva a sus alumnos a una cueva para refugiarse. Allí les cuenta sobre otra guerra, cuando los griegos sitiaron a Troya. Día tras día, cuenta cómo los griegos sufren de sed, calor y nostalgia, y cómo se enfrentan los oponentes: ejército contra ejército, hombre contra hombre. Los cascos se cortan, las cabezas vuelan, la sangre fluye. Ahora son otros los que invaden Grecia, el ejército de la Alemania nazi. Pero los horrores son los mismos miles de años después.

Theodor Kallifatides proporciona una notable visión psicológica en su versión moderna de La Ilíada, minimizando el papel de los dioses y profundizando en la mentalidad de sus héroes mortales. La epopeya de Homero cobra vida con una urgencia renovada que nos permite experimentar los eventos como si fueran de primera mano, y revela verdades eternas sobre la insensatez de la guerra y lo que significa ser humano.

::: Com comença...
Tenía quince años y estaba enamorado de mi profesora. Corría 1945, comienzos de abril. Mi aldea llevaba ocupada por el ejército alemán desde 1941, igual que toda Grecia.

... Moments...
(Pàg. 16)
- (...) No es fácil amar a un inmortal. Alguien que jamás envejece ni padece dolor, cuando uno sabe que un día habrá de morir y que otros lo reemplazarán, cuando uno ve su propio cuerpo encogerse y pierde el pelo, las ganas, la fuerza. Yo quería tener una mujer que envejeciera conmigo, que fuera a perderme o a la que yo fuera a perder. El amor sin dolor no es nada.

(Pàg. 24)
Pase lo que pase, al final siempre muere una mujer.

(Pàg. 28)
- (...) Señorita, ¿por qué eran tan atroces los griegos? ¿Por qué abusaban de las esposas e hijas de los troyanos?
La Señorita gesticuló con las manos.
- No para disfrutar en el regazo de las mujeres sino para humillar a sus hombres. Así se hacía a veces y así se sigue haciendo. El cuerpo de la mujer es el campo sobre el que los hombres se pisan, unos a otros, el honor y la gloria.

(Pàg. 66)
La necesidad de defenderse a uno mismo siempre es más fuerte que la sed de conquista.

(Pàg. 87)
Morir en combate era una desgracia; ser despojado de la armadura, una humillación eterna.

(Pàg. 110)
Ella no lloraba. Ya había llorado bastante. En algún punto entre princesa y esclava se le habían acabado las lágrimas.

(Pàg. 112)
- (...) Voy a enfrentarme a él hombre a hombre y ya veremos quién vence. Esa es la ley de la guerra, y es igual para todos. Matar o morir.

(Pàg. 113) 
- (...) Tenéis que tener paciencia. Igual que la tuvo Homero. No se apresuró a llegar al final. Hemos de seguir su camino.

(Pàg. 118)
- (...) Lamentarse no es una opción. Lo mejor es ahorrarle tus quejas al alma de tu amigo. Levántate y acepta esta armadura que sólo él ha llevado. Él murió en tu armadura. Si los dioese quieren que tú mueras en la suya, que así sea. No hay nada más honorable que morir por un amigo.

(Pàg. 120)
Paris era el hombre que la hacía disfrutar, pero no el que la hacía enorgullecerse. ¿Cómo podía amar a un hombre al que despreciaba? ¿Qué hacía ella allí? Era una reina convertida en amante.

(Pàg. 121)
Hay un tipo de vergüenza que sólo la sangre puede purgar, pensaba la gente. Los troyanos eran de carácter más moderado. Las mujeres disfrutaban de la misma libertad que los hombres. Andrómaca, la esposa de Héctor, solía consolarla.
- Somos mujeres. Primero está lo que ansía el corazóny todo lo demás viene después. Aquí nadie te culpa –solía decirle.
- También los hombres tienen corazón, aunque esté dotado para la guerra y la venganza –decía Helena.

(Pàg. 157)
(...) era un rey y un enemigo, pero sobre todo era un padre que lloraba la muerte de su hijo. Se conmovió. Ayudó al sollozante Príamo a ponerse en pie, lo abrazó y se quedaron un buen rato sumidos en el recuerdo d elo que habían perdido. Uno, a su querido hijo; el otro, a su querido amigo. La pena no tiene patria ni fronteras. No había nadie en esa tienda que no hubiera perdido a alquien.
Ese era el fruto de la guerra.

(Pàg. 160)
- ¿(...) Se puede morir de amor no correspondido?
- Es la causa de muerte más común –respondió ella.
Se metía conmigo. Se metía con ella misma. Éramos jóvenes e impotentes. Pero ella había descubierto la ironía.
Que la vida le sonríe a uno con lágrimas en los ojos.

(Pàg. 162)
Ahí estaba su hijo, su primogénito, hermoso y majestuoso, sin un rasguño. Ni un buitre ni un perro lo habían tocado. Incluso la herida mortal de la garganta se había curado.
- Igual de bello en la muerte que en vida. Eres un adorno en el mundo de las sombras del que todos vamos camino –dijo Príamo, besó al muerto en los labios y, a continuación, llamó a la gente para que entrar.

::: Què en penso...
A El asedio de Troya, Theodor Kallifatides proposa parlar de la guerra i de l’amor. Ho fa mitjançant un diàleg entre present i passat, alternant fragments de La Ilíada —recreats des d’un punt de vista força personal— amb una història més contemporània, centrada en el descobriment de l’amor adolescent enmig de la Segona Guerra Mundial.

El asedio de Troya sembla voler recordar-nos que la barbàrie és cíclica i que, sense importar els segles que passin, segueix sent un tret distintiu de la humanitat. Ho fa posant el focus en les contradiccions i les emocions que genera el conflicte bèl·lic, amb un estil sobri, però amb un regust poètic evident.

La proposta no m’ha acabat de fer el pes. Té llums, però també certes ombres. Si bé l’aportació que fa Kallifatides al relat clàssic d’Homer es basa en una visió molt més sensible i emocional, la història paral·lela amb què l’entrellaça queda en flagrant compromís.

Kallifatides estira situacions i escenes de la Ilíada i en reinterpreta els seus personatges des d’un punt de vista nou: a vegades alternatiu, a vegades satíric. Però sobretot, redueix l’obra clàssica als continguts curts, breus i descontextualitzats que avui triomfen a les xarxes socials.

Així, el tractament que en fa l’autor, tot i que pot resultar atractiva per a lectors poc familiaritzats amb el text homèric, pot semblar superficial per a qui busca una lectura més fidel o profunda del mite.

La prosa de l’autor és d’una senzillesa lírica impactant: serena i propera, no busca complicacions. Aquesta simplicitat estilística, lluny de ser una limitació, esdevé una eina poderosa per transmetre la universalitat del dolor i la tendresa.

Un altre encert de Kallifatides és el fet de reproduir l’oralitat de La Ilíada, en convertir-la en una història narrada per un dels personatges.

En definitiva El asedio de Troya, és una obra que interpel·la més pel que suggereix que pel que explica, i que potser brilla més en la seva evocació del mite que en la construcció de la trama contemporània.

::: Altres n'han dit...
L'escriba (A.Montoya)Leer es vivir dos veces, Las lecturas de Guillermo, Un hombre en la oscuridad, Algunos libros buenosUn libro al día (Montuenga), Estandarte.com, Galiciaé (R.Rozas), Kulturbloggen (R. Södergreen), Reading in translation (Smilkova).

::: Enllaços:
Theodor Kallifatides, què en diu l'autor?, La Ilíada, altres propostes sobre La Ilíada.

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