La noche feroz - Ricardo Menéndez
"(...) En los pueblos pequeños el infierno es siempre grande."
Menéndez Salmón, Ricardo. La noche feroz
Oviedo: KRK Ediciones, 2006
Col·lecció Valkenburg
::: Què en diu l’editorial...
Una niña asesinada, un maestro rural a quien el pasado atormenta y la caza del hombre por el hombre. Estos son los cimientos sobre los que se levanta el edificio de La noche feroz, una novela tribal y gótica, clausurada en su unidad de espacio y tiempo, que se insinúa como un thriller metafísico con resonancias de la tragedia griega clásica y de Dostoievski.
Sobre el telón de fondo de una guerra fratricida, Ricardo Menéndez Salmón propone el retorno a Promenadia –territorio que alumbró en Los arrebatados, su anterior novela- a través de un texto que recoge tres de sus obsesiones más queridas: la presencia del mal en el mundo, la subordinación del ser humano a sus apetitos y la asfixia de un paisaje que es antes amenaza que refugio.
::: Com comença...
Al despertar, Labeche siente el calor de los animales impregnado su piel como un perfume antiguo. En los profundos y mansos ojos de las vacas danzan su secreto ritual las moscas.
::: Moments...
(Pàg. 30)
Nada deja tanta huella como el aprendizaje del horror. La contemplación de la muerte regala años al corazón del hombre, envejece su alma, deroga la premiosidad de una edad biológica que sólo sabe hablar de calcio en los huesos, longitud de los miembros o tamaño de los genitales. Un niño que ha visto la muerte delante de su rostro hecha puño, carroña o bala de cañón, da un prodigioso salto en el tiempo de la ternura y los juegos.
(Pàg. 43)
El ama mira a su marido como quien mira un lebrillo roto o una ventana desbravada por el vendaval. Sólo advierte en su cara la roña del tiempo, el paso inmisericorde de las estaciones, el insondable trajinar de las horas. Es la cara de un hombre que envejece, al lado de quien hace ya tiempo que no apetece soñar.
(Pàg. 45)
Al amo, de pronto, en las tinieblas de su dormitorio, temeroso de no haber obrado como debiera, le gustaría atrapar todas esas palabras que, a menudo, vuelan a su lado, delante de su misma cara, como pájaros sin rama, y que tantas veces se le escapan entre los dedos, sin remedio, como un cardumen de malgastada dicha.
Bolchevique. Bolchevique. Bolchevique.
¿Qué palabra es ésa? ¿De dónde viene y para qué? ¿Qué pretende de él?
Y es que el amo, como todos los hombres desconfiados, aun sin saberlo, teme más a las palabras que a las cosas.
(Pàg. 47)
Ahora ni siquiera sabe dónde está, si es feliz o desgraciada, si es madre o aún no ha concebido. En realidad, ni siquiera sabe si está viva o ya murió. Pero comprende que cuando contempla esa imagen un rencor de cíclope calienta sus entrañas, y el odio –se dice el maestro en esta noche llena de presagios- es un magnífico combustible.
(Pàg. 49) XXX
En los pueblos pequeños el infierno es siempre grande.
(Pàg. 49)
(…) los hombres toleran la maldad, la vergüenza y hasta el crimen, pero el éxito siempre les confunde.
(Pàg. 53)
- (…) Este es un pueblo que no olvida –dice el amo-. Mañana, o pasado mañana, o el mes que viene, cuando aparezca quien hizo eso a la niña, me recordarán que no estuve allí.
- Teme usted mucho el juicio de los hombres.
- Menos que el de Dios –dice el amo santiguándose.
- Aquí Dios no pinta nada –dice Homero-. Ni aquí ni en ninguna otra parte. Dios es un fantasma.
El amo mira al maestro con atrición, como si sus palabras pudieran contaminarle. Sus cejas se han curvado igual que arcos góticos. De su boca abierta exhala un espanto auténtico.
- ¿No le teme usted a nada?
Porque todo hombre se parece a su miedo, Homero busca dentro de sí un terror antiguo al que aferrarse, un terror consistente, del tamaño de una esperanza.
- Yo le temo a los hombres, pero no a su juicio, sino a su orgullo (…).
(Pàg. 57)
De todos los placeres que conoce el hombre, ninguno mayor que el de causar dolor. La contemplación de la belleza o el trance del amor físico no pueden compararse con el goce de quebrar un hueso. Y el hecho de que los filósofos no hayan encontrado todavía una razón convincente, decisiva, irrefutable, para justificar esta característica de la naturaleza humana, es uno de los misterios más hondos que existen. Porque el hombre levanta puentes, domestica selvas o resuelve problemas matemáticos planteados hace cientos de años, pero todo su genio, toda su paciencia y todo su fervor palidecen ante el enigma de su maldad.
(Pàg. 60)
(…) recuerda aquellos amaneceres en que, de vuelta de tocar el piano en los burdeles militares, su padre regresaba a las cuatro paredes de su fracaso.
(Pàg. 60)
- (…) porque un hombre no es sólo una vida, sino tantas como acoge en sus actos, en sus deseos y en sus derrotas-
(Pàg. 64)
- (…) no entiendo nada de política. Todos los políticos que conozco tienen el mismo rostro y la misma idea.
- ¿Cuál?
- Engañar. Robar. Hacer de la astucia una religión.
- A eso me refiero, Ricardo –Homero vuelve a ruborizarse al pronunciar el nombre de Irizábal- . Yo quería ser aventurero, pero me faltaba coraje. Luego, cuando descubrí el coraje para hacer política, me fallaron las ideas.
- Por eso ahora escribe libros (…).
(Pàg. 75)
“Porque se trata del mal”, piensa Homero, “de esos se trata. Porque lo que aquí se dirime esta noche no es si existen la gracia, la redención o el castigo, sino si hay alguna justificación para lo que hacemos, para lo que pensamos, para esta vida que nos ha tocado en suerte.”
(Pàg. 81)
Y la noche, la noche inmensa, como un buque oscuro, con la luna y las estrellas allí arriba, ajenas, sin astucia, bólidos fríos; la noche llena de murmullos pero sin un solo grito; la noche en que la caza se ha convertido en ley, la ley en dogma, el dogma en sangre.
::: Què en penso...
Ricardo Menéndez Salmón aconsegueix amb poc més d’un centenar de pagines –és el que ocupa La noche feroz- que el lector s’angoixi per allò que llegeix però que gaudeixi de com està escrit i plantejat. “Sorpresa” és doncs la paraula clau.
La noche feroz va més enllà d’arguments i personatges. Va més enllà dels marges habituals literaris. Voreja terreny moral i filosòfic. La seva lectura genera una reflexió sobre el què som, sobre com ens veiem i, més important, si ens agrada tot plegat.
La noche feroz és una experiència de lectura diferencial: pocs personatges, un temps literari molt acotat (una nit), un marc rural (i obscur, i primitiu), un context de guerra civil (absent), i un assassinat referencial (no descrit de forma directa durant la narració).
Alguns, fins i tot el propi autor, en diuen que podria ser teatre. No ho discuteixo, doncs el discurs (els diàlegs, la veu narradora, l’estil) en alguns moments es torna força emfàtic –en altres però, considero que hi ha un delit poètic i estètic important-
El que a mi m’ha captivat és el component subtilment tel·lúric que impregna La noche feroz i que serveix per bastir aquest retrat sobre la maldat humana d’una faisó tant detallada però tant simple al mateix temps.
Sorprèn també el salvatgisme. Una mena de primitivisme on s’encalcen tots els personatges i que els allunya del raciocini, de la lògica, de l’ intel·lecte per, en canvi, llançar-los als braços de la ignomínia, de la ignorància, de la monstruositat, de la barbàrie i de la inclemència.
Però sobretot, sobretot, sobretot, sorprèn el llenguatge. L’estil. La forma. La seva capacitat de pertorbar i astorar a la vegada. L’habilitat de fer tangible la maldat i l’angoixa amb una bellesa malaltissa. Sorpresa absoluta.
I finalment, la contradicció com a lector. La sensació que aquesta novel·la hauria pogut anar més enllà del centenar de pàgines, que hauria pogut ser infinita, que l’autor ha tancat la historia (quin final, mare meva!) de forma genial però massa abruptament, que ens hauria pogut fer gaudir més…. però qui sap si la sorpresa es mantindria..
M'ha nascut un delit: llegir més Menéndez Salmón.
::: Altres n'han dit...
Leer es vivir dos veces, Juan Serrano Cazorla, Jordi Corominas i Julián, Álvaro Valverde, Solo de libros (S. Molina), Devaneos, El ojo de la liebre, El placer de la lectura, Leer en caso de incendio (L. De Andrés), La livrophage, Charybde, L'espadon,
::: Enllaços:
Ricardo Menéndez Salmón, l'autor parla de la seva novel·la, autor, estil, referències i capacitat artística.
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