Obras completas (y otros cuentos) - Augusto Monterroso
"(...) observar a las personas le sirve más a un escritor que la lectura de los mejores libros. El autor que se olvide de esto está perdido."
Monterroso, Augusto. Obras compleats (y otros cuentos)
Barcelona: Anagrama, 2009
::: Què en diu la contraportada...
Obras completas (y otros cuentos): con este título de impasible ironía se dio a conocer un escritor de excepción, el guatemalteco Augusto Monterroso. Desde este primer libro incisivo, provocador, centelleante, inesperado, Monterroso se instaló, como quien no quiere la cosa, como a hurtadillas, en primera línea de la literatura en lengua española, e inició, sin prisas, su particular cruzada contra la Solemnidad.
::: Com comença...
- Menos rara, aunque sin duda más ejemplar –dijo el otro-, es la historia de Mr. Percy Taylor, cazador de cabezas en la selva amazónica.
Se sabe que en 1937 salió de Boston, Massachusetts, en donde había pulido su espíritu hasta el extremo de no tener un centavo.
Mister Taylor.
>> Moments...
(Pàg. 21)
Está dentro de mis cálculos que usted se sorprenda al recibir esta carta. Es probable, también, que la principio la tome como una broma sangrienta, y casi seguro que su primer impulso sea el de destruirla y arrojarla lejos de sí. Y, no obstante, difícilmente caería en un error más grave. Vaya en su descargo que no sería el primero en cometerlo, ni el último, desde luego, en arrepentirse.
Uno de cada tres.
(Pàg. 23)
(...) Padece usted una de las dolencias más normales en el género humano: la necesidad de comunicarse con sus semejantes. Desde que comenzó a hablar, el hombre no ha encontrado nada más grato que una amistad capaz de escucharlo con interés, ya sea para el dolor como para la dicha. Ni aun el amor se iguala a este sentimiento. Hay quienes se conforman con un amigo. Existen aquellos a quienes no les bastan mil. Usted corresponde a los últimos, y en esa simple correspondencia se originan su desgracia y mi oficio.
Uno de cada tres.
(Pàg. 77)
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
El dinosaurio.
(Pàg. 81)
Está bien leer mucho, estudiar con ahínco, se decía con frecuencia: pero observar a las personas le sirve más a un escritor que la lectura de los mejores libros. El autor que se olvide de esto está perdido.
Leopoldo (sus trabajos).
(Pàg. 82)
“El escritor –dijo una tarde en el café- que más se parece a Dios, el mas gran creador, es don Juan Valera: no dice absolutamente nada. De esa nada ha creado una docena de libros.”
Leopoldo (sus trabajos).
(Pàg. 83)
Leopoldo adolecías, sin embargo, de un defecto: no le gustaba escribir. Leía, tomaba notas, observaba, asistía a ciclos de conferencias, criticaba acerbamente el deplorable castellano que se usa en los periódicos, resolvía arduos crucigramas como ejercicio (o como descanso) mental; sólo tenía amigos escritores, pensaba, hablaba, comía y dormía como escritor; pero era presa de un profundo terror cuando se trataba de tomar la pluma.
Leopoldo (sus trabajos).
(Pàg. 90)
Desdeñaba tanto la gloria que, generalmente, ni siquiera terminaba sus obras. Había veces, incluso, en que ni se tomaba el trabajo de comenzarlas. Y luego, no era cuestión de apresurarse. Había oído, o leído, que Joyce y Proust corregían mucho. Por eso en todas sus creaciones acostumbraba dejar un detalle suelto, algún matiz pendiente. Uno no sabía nunca el momento de acertar. El talento tenía ciclos de esplendor cada siete años. ¡Cuántas veces era necesario que paran semanas y meses antes de que la palabra justa viniera a colocarse como por ella misma en el sitio preciso, en el lugar único e insustituible!.
Leopoldo (sus trabajos).
(Pàg. 99)
(...) el momento de tomar la pluma iba alejándose a medida que los años transcurrían. Registraba datos y temas; observaba y pensaba con hondura en todas partes y a toda hora; pero la verdad es que a pesar de su indudable vocación no escribía casa nunca. Jamás quedaba satisfecho y no se atrevía a dar ningún trabajo por terminado.
Leopoldo (sus trabajos).
(Pàg. 101)
Comprendió que su estilo no era muy bueno. Al día siguiente compró una retórica y una gramática Bello-Cuervo. Ambas lo confundieron más. Ambas enseñaban cómo se escribía bien; pero ninguna cómo no se escribía mal.
Leopoldo (sus trabajos).
(Pàg. 139)
(...) de nuevo volvió la vieja duda a atormentarlo. Se preguntó otra vez si sus traducciones, monografías, prólogos y conferencias –que constituirían, en caso dado, un a preciosa memoria de cuanto valor se había escrito en el mundo- bastarían a compensarlo de la primavera que sólo vio a través de otros y del verso que no se atrevió nunca a decir.
Obras completas.
::: Què n'opino...
Publicat el 1959, aquest recull de contes representa la primera obra publicada de l’Augusto Monterroso i ja des de l’inici, des del propi títol del volum, deixa molt clares les seves intencions: jugar amb la llengua i vestir estructures narratives mitjançant la paradoxa, l’absurd i l’humor negre.
En tot cas i de manera general, personalment la considero una lectura força desigual. Si bé e alguns contes els he trobat interessants i engrescadors, altres se m’han fet força pesats tant per la temàtica com pel tractament que l’autor els hi volgut donar (una certa vena assagística que he trobat massa reiterada i que, en alguns contes, malmet el ritme de la peça.
::: Altres n'han dit...
Un libro al día (Carlos Andía), Narrativa breve, Ritual de las palabras, Centro Virtual Cervantes.
::: Enllaços:
Augusto Monterroso, context i estil, la paròdia com a pal de paller,
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada