Dog Soldiers - Robert Stone


"(...) Si dejo esto,
pensó, seré viejo: no quedarán más que fantasmas, resacas y dulces recuerdos. A la mierda, pensó, haz lo que sientas."
 




Stone, Robert. Dog Soldiers.
Barcelona: Libros del Silencio, 2010

Traducció de Mariano Antolín y Inga Pellisa.
Col·lecció Miradas


::: Què en diu la contraportada...
Dog Soldiers es una de las grandes obras de la literatura norteamericana contemporánea. Seleccionada por la revista Time entre las cien mejores obras del siglo xx y por Harold Bloom en su canon, fue la ganadora del National Book Award del año 1975 y convirtió a su autor en un referente indiscutible. Y es que Robert Stone fue uno de los primeros en aventurarse desde la ficción en un terreno -el del abrupto despertar del sueño americano que se produjo en los setenta- que hasta el momento parecía exclusivo de ese Nuevo Periodismo perpetrado por escritores como Michael Herr o Hunter S. Thompson.

Con un estilo que algunos han calificado de «realismo alucinatorio», Dog Soldiers nos lleva a Saigón en los últimos días de la guerra de Vietnam. Allí, Converse, un periodista de tercera en busca de experiencias, se embarca en el tráfico de tres kilos de heroína con ayuda de un ex marine, Hicks, que se encargará de transportarla. Sin embargo, de vuelta en Estados Unidos, descubre que su mujer y Hicks han desaparecido con la droga huyendo de un corrupto policía federal que pretende utilizar a Converse para dar con ellos.

Se inicia entonces una persecución frenética por media California que es uno de los retratos más escalofriantes del inhóspito panorama moral de un país que había dejado ya muy atrás la paz y el amor: gurús venidos a menos, hippies entregados a la violencia, especímenes hollywoodienses, yonquies desahuciados, pseudointelectuales en caída libre, y una clase política y periodística absolutamente corrompidas. Todo ello con un ritmo brutal y una mirada despiadada que sitúan Dog Soldiers en un puesto de honor dentro de esa tradición que va de Conrad a Hemingway, de Peckinpah a Cormac McCarthy. Un imprescindible clásico moderno.

::: Com comença...
Sólo había un banco a la sombra y Converse se dirigió hacia él, aunque ya estaba ocupado. Pasó revista a la superficie de piedra en busca de sustancias desagradables; no encontró ninguna y se sentó. Junto a él colocó el maletín de gran tamaño con el que había cargado; el asa brilló con el sudor de su mano. 

::: Moments...
(Pàg. 47)
Aquella era una ciudad de mirones. Los chaperos sentados en los cafés abiertos se fijaban en él, sin perder de vista el maletín. Ya no se molestaban en acercarse; su cara se había hecho conocida en el centro. Su barato reloj japonés era famoso en toda la ciudad, y los limpiabotas, incapaces de distinguir una cara de ojos redondos de otra, lo reconocían por su brillante pulsera metálica. Era un Number Ten. Su falta de distinción hacía que a veces lo insultaran por la calle, pero nadie intentó quitárselo nunca. 

(Pàg. 55)
Charmian era incapaz del menor afecto, fría, calculadora. Se había quedado al margen de la vida de un modo que él encontró irresistible.

Cuando después de unos hábiles tanteos ella le propuso el plan, Converse descubrió que, entre su propio vacío y desesperación y su fascinación por Charmian, era incapaz de negarse.

(Pàg. 75)
(...) la imprecisa insatisfacción seguí ahí, y no se trataba de soledad o de un reparo moral; era, claro está, miedo. Para Converse, el miedo era importante en grado sumo; en el sentido moral, constituía la base de su vida. Era el medio a través del que percibía su alma, la fórmula por medio de la cual podía confirmar su propia existencia. Tengo miedo, razonó Converse, luego existo. 

(Pàg. 104) 
- (...) No tiene ni idea –continuó Holy-o-. En los viejos tiempos sí que había bohemios de verdad. Muy a menudo eran tipos realmente cultos, mecenas de las artes. Luego llegaron los beatniks, seguramente gente un escalón por debajo. Y ahora no tienen más que putos hippies por todas partes (...).

(Pàg. 152)
- ¿(...) Cómo te metiste en esto? –preguntó Marge al cabo de un rato.
- Bueno, tu marido dice que soy un psicópata.
Marge se estremeció y no dijo nada.
-¿Crees que puede tener razón?
- Es un término muy impreciso (...).

(Pàg. 176)
- (...) Llevo toda la vida esperando joderla hasta el fondo como ahora.
- Bien –dijo Elmer-, pues ya ha llegado el gran momento. Enhorabuena.
- Es la pura verdad. Nuestro carácter es nuestro destino (...)

(Pàg. 230)
Si dejo esto, pensó, seré viejo: no quedarán más que fantasmas, resacas y dulces recuerdos. A la mierda, pensó, haz lo que sientas. Ésta es la ola. Ésta es la ola que debo montar hasta que se estrelle.

(Pàg. 237)
(...) Converse creía en el individualismo extremo, y eso estaba bien, porque de hecho sería necesario algo de individualismo extremo para mantenerse a flote.

(Pàg. 238)
No le quedaba más rabia que poner en práctica. Pensó que, llegado el momento,perdería incluso el miedo. La falta de miedo le pareció un estado extremadamente difícil de concebir, y también lo que había más allá. 

(Pàg. 245)
- (...) Para hacer un pase... de jaco, claro, tienes que estar dispuesto a joder a la gente. Tiene como que gustarte. Si alguien quiere darte por culo, tú pasas por encima de él. –Puso los pies en el suelo y se apoyó en el brazo como si de pronto algo la hubiera puesto triste-. Owen solía decir que, si no has arriesgado alguna vez tu vida por algo que quieres, no sabes de qué va la vida.
- Supongo que eso era lo que yo andaba buscando.
- Bueno, pues espero que lo estés disfrutando (...).

(Pàg. 325)
- “(...) eres un universitario americano, eso significa que consigues todo lo que quieres. Tienes lo mejor de todo lo que hay; lo piensas y lo tienes. La revolución está de moda: botas, cartucheras y esas mierdas de los chinos. Todos esos chocos de las urbanizaciones... Sus padres nunca les compraron pistolas de juguete, y ahora quieren armarla gorda. Quieren una revolución... Tienen que tenerla.

“Los tíos más jodidamente ricos del país más rico del mundo... ¿vas a decirles que uno de esos chavales de un agujero de Sudamérica puede tener algo que ellos no? Y una mierda. Si el chaval del agujero ese puede ser revolucionario, ellos también (...).

(Pàg. 345)
Al volver a la casa, el espacio y las distancias empezaron a agobiarle. El espacio era inquietante, el tiempo estaba vacío y no anunciaba ninguna paz; ella estaba en el punto de intersección, y ése no era un lugar en el que pudiera quedarse. Era la desesperación, era ninguna parte. 

(Pàg. 370) 
- (...) Un mal paso detrás de otro –dijo ella. Esto tiene que parar.
- Haz lo que creas necesario (...).

(Pàg. 411)
- ¿(...) Sabes lo que hay ahí fuera? Los hay de todas las razas  de mierda, haciéndose pajas entre ellos. Mamá, papá y mi hermanito y mi hermanita, doscientos millones de gilipollas miserables en coches enormes. Conejos y pescado. Son mezquinos, estúpidos y avariciosos, te joderán sólo para reírse, te quieren muerto. Si no eres mejor que ellos, será mejor que te suicides con gas. Si no consigues imponerte, al menos no te quedes ahí parado dejando que te escupan, no les des esa satisfacción (...).

(Pàg. 423)
- (...) En los peores momentos, siempre queda algo.
- Ja! Queda el jaco. –Lo miró dar unos pasos, desconcertada-¿En los mejores momentos queda algo? ¿Qué?
- Nosotros.
Marge se rió.
- ¿Nosotros? ¿Tú y yo? ¿Eso es algo?
- Todo el mundo. Ya sabes.
- Desde luego, por eso es tan mierdoso (...).

::: Què en penso...
Diria que Dog Soldiers destaca bàsicament per dos aspectes: el primer és la seva faceta pionera en ser una de les primeres novel·les a tractar l’"efecte Vietnam" a la societat nord-americana. El segon, l’ús d’un llenguatge que -a banda de les convencions literàries- aplega tota una semàntica nova, provinent de l’argot contracultural i del submón de la droga. 

És rellevant deixar clar aquest caràcter innovador de la novel·la de Robert Stone doncs, llegida per primer cop avui en dia, el lector tindrà la sensació que el què explica i el què contextualitza  ja ho ha llegit o vist en innumerables documents (llibres, revistes, pel·lícules, documentals...).

Però és Robert Stone un dels primers autors que posa negre sobre blanc el retorn dels combatents del sud-est asiàtic a casa i la “motxilla” que aquest porten. Ho fa fortament influenciat pel moviment beatnik dels 60’s i pel New Journalism, però també per la crisi de valors que s’estén a nivell nacional per tots els EUA. 

La novel·la doncs, s’escriu des d’un punt de vista escèptic i força crític amb la realitat social dels EUA de l’època. Així, adopta clàrament la incredulitat, l'escepticisme i l’afartament que predica la contracultura americana dels 70’s, l’altra cara del –cada cop més- desvalgut somni americà. 

És per això que a Dog Soldiers Robert Stone desplega un ventall de personatges perdedors (renegats, corruptes, malats, psicòpates, ionquis) que, lluny de lluitar per la seva redempció, opten per una actitud nihilista i s’enfonsen  més i més en un pou (per uns la droga, per altres el crim) sense cap mena de sortida.

Els tres personatges principals sobre els que pivota tota l’acció de la novel·la (així com la seva mateixa estructura de capítols), opten sempre per la fugida endavant, sense cap mena de pla, ni sense cap mena de voluntat, excepte una supervivència que, cada cop que girem pàgina, es ven més cara.

D'aquesta manera la novel·la és en tot moment un compte enrere pel lector. El relat d’una fugida al no res. La història d’uns personatges condemnats de bell antuvi a qui la mort sobrevola constantment.Un relat que es mou entre el patetisme d'uns i el cinisme dels altres. Una novel·la que, en definitiva, evidencia la desfeta moral d’una societat.

L’estil és sec. La prosa és directa. No podia ser d'una altra manera. Així mateix, els diàlegs tenen molt de pes i, juntament amb el punt de vista omniscient del narrador –contrapunt contextual per completar el perfil emocional dels protagonistes-  ens ofereixen una lectura àgil, encara que esfereïdora.

Les escenes que ens relata són dures, algunes fins i tot esgarrifoses. La violència, la mort, en definitiva el poc respecte a la vida (pròpia o al·liena, tant és), formen part de l’itinerari al que els protagonistes es veuen abocats per les seves males decisions. Sort d’algun grumoll irònic i d’alguna estirabot sorneguer que Stone interposa hàbilment per ajudar-nos a gestionar l’espant al mirar l’abisme en el que cauen els personatges. 

En tot cas,  novel·la a recomanar si es llegeix des d'un punt de vista contracultura i crític que esmentava abans -el retrat de la descomposició social d’uns Estats Units que, enlluernats per la pròpia prepotència bèl·lica i econòmica, no són conscients del tumor que es desencadena en el seu interior-. Així, malgrat la seva descontextualització i els llocs comuns amb altres novel·les o pel·lícules, segueix sent un text interessant. 

Ara bé, si es pren com a novel·la d’acció (una mena de movie road criminal, tal i com proposa Neu que crema, la seva versió cinematogràfica), no deixa de ser una proposta força prescindible doncs el que ens explica ja ho hem “viscut” amb produccions de sèrie B de Menahem Golan durant els 80's  o, més recentment, amb les violències postmodernes d'autors com Quentin Tarantino o Guy Ritchie.

::: Enllaços:
Robert Stone, inspiració i context, la referència de Conradel momentum, Percotal, Dilaudid, Torinal, el jacola peli.


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