El castillo de los destinos cruzados - Italo Calvino




"(...) las setenta y ocho cartas de la baraja de tarot en cuyas combinaciones aparecen secuencias de historias que en seguida se deshacen."


Calvino, Italo. El castillo de los destinos cruzados. 
Madrid: Siruela, 1999. 


Il castello dei destini incrociati, traducció d’Aurora Bernárdez
Biblioteca Calvino, 10




 Que en diu la contraportada...
El castillo de los destinos cruzados, que Italo Calvino consideraba uno de sus mejores libros, se publicó originalmente en 1973, tras un elaborado proceso de escritura a través de métodos combinatorios que le llevó cinco años. Las dos narraciones que lo componen fueron concebidas a partir de un mismo juego formal: las posibles interpretaciones de dos diferentes mazos de tarot, cuyas cartas se reproducen a lo largo del libro.
Para El castillo de los destinos cruzados el punto de partida es el tarot Visconti —con sus delicados miniados que reflejan el refinamiento renacentista—, que genera una serie de historias cortesanas que aluden al Orlando furioso de Ariosto y protagonizadas por personajes de «bella apariencia y vestidos con atildada elegancia». Y para La taberna de los destinos cruzados el tarot de Marsella, de trazos más toscos y que requiere personajes más burdos y un lenguaje más popular.

 Com comença...
En medio de un espeso bosque, un castillo ofrecía refugio a todos aquellos a los que la noche sorprendía en camino: damas y caballeros, séquitos reales y simples viandantes.
El castillo. El castillo de los destinos cruzados.

 Moments...
(Pàg. 34)
Y entonces el Diablo podía desaparecer con una risita burlona que parecía un aullido: viejo habitante de los campanarios, habituado a contemplar, encaramado en una canalera, la extensión de los tejados, sabía que las ciudades tienen almas más consistentes y durables que las de todos sus habitantes juntos.
Historia del alquimista que vendió su alma. El castillo de los destinos cruzados.

(Pàg. 45)
La figura del Rey de Espadas que intentaba reflejar en un único retrato su pasado belicoso y el melancólico presente, fue arrimada al margen izquierdo del cuadrado, a la altura del Diez de Espadas. Y de pronto nuestros ojos quedaron como deslumbrados por la polvareda de las batallas, oímos el sonido de las trompetas, ya las lanzas volaban en pedazos, ya los hocicos de los caballos al chocarse confundían sus espumas iridiscentes, ya las espadas, ora de filo ora de plano chocaban, ora sobre el filo ora sobre el plano, con las otras espadas, y allí donde un círculo de enemigos vivos saltaba sobre las monturas para encontrar, al caer, no los caballos sino la tumba, allí en el centro de ese círculo estaba el paladín Orlando blandiendo su Durlindana.
Historia de Orlando loco de amor. El castillo de los destinos cruzados.

(Pàg. 50)
En la última carta se ve al paladín atado cabeza abajo como El Ahorcado. Y finalmente su rostro se vuelve sereno y luminoso, el ojo límpido como lo había sido ni siquiera en el ejercicio de sus razones pasadas. ¿Qué dice? Dice:
Dejadme así. He dado toda la vuelta y he comprendido. El mundo se lee al revés. Asunto zanjado.
Historia de Orlando loco de amor. El castillo de los destinos cruzados.

(Pàg. 53)
(...) Al cielo has de subir, Astolfo –(el arcano angélico del Juicio indicaba una ascensión sobrehumana)-, a los campos pálidos de la Luna, donde se conservan en un interminable depósito, en ampollas alineadas –(como en la carta de Copas)-, las historias que los hombres no viven, los pensamientos que llaman una vez al umbral de la conciencia y se desvanecen  para siempre, las partículas de lo posible descartadas en el juego de las combinaciones, las soluciones a las que se podía llegar y no se llega...
Historia de Astolfo en la Luna. El castillo de los destinos cruzados.

(Pàg. 57)
(...) porque las historias contadas de izquierda a derecha o de abajo hacia arriba pueden también leerse de derecha a izquierda o de arriba hacia abajo y viceversa, considerando que las mismas cartas al presentarse en un orden diferente suelen cambiar de significado, y el mismo tarot sirve al mismo tiempo a narradores que parten de los cuatro puntos cardinales.
Todas las demás historias. El castillo de los destinos cruzados.

(Pàg. 62)
También mi historia está seguramente contenida en ese entrelazamiento de cartas, pasado, presente, futuro, pero ya no sé distinguirla de las otras. El bosque, el castillo, el tarot me han conducido a esta meta: perder mi historia, confundirla en el polvillo de  las historias, librarme de ella.
Todas las demás historias. El castillo de los destinos cruzados.

(Pàg. 72)
(...) en cada elección hay siempre un reverso, es decir, una renuncia, y así no hay diferencia entre el acto de escoger y el acto de renunciar.
Historias del indeciso. La taberna de los destinos cruzados.

(Pàg. 76) 
(...) la vida es derroche de materias errabundas que se dispersan, el gran caldero del mar no hace sino repetir lo que sucede en las constelaciones que desde hace milenios siguen machacando los átomos en los morteros de sus explosiones, visibles aun aquí en el cielo color leche.
Historias del indeciso. La taberna de los destinos cruzados.

(Pàg. 85)
Las máquinas, sabedoras desde hacía tiempo de que podían prescindir de los hombres, han terminado por expulsarlos; y después de un largo exilio, los animales salvajes han vuelto a ocupar los territorios arrebatados al bosque: zorros y martas alargan las suaves colas sobre los tableros de mando constelados de manómetros y palancas y cuadrantes y diagramas; tejones y lirones se calientan al calor de acumuladores y magnetos. El hombre fue necesario; ahora es inútil. Ahora, para que el mundo reciba informaciones del mundo y las disfruten, bastan las computadoras y las mariposas.
Historia del bosque vengador. La taberna de los destinos cruzados.

(Pàg. 95)
En la luz incierta las cartas describen un paisaje nocturno, las Copas se perfilan como urnas, sarcófagos, sepulcros entre las ortigas, las Espadas  resuenan metálicas como azadas y picos contra las tapas de plomo, los Bastos negrean como cruces torcidas, los Oros centellean como fuegos fatuos. En cuanto una nube deja al descubierto La Luna, se alza el aullido de los chacales que escarban furiosos en los bordes de las tumbas y disputan a los escorpiones y las tarántulas sus pútridos banquetes.
En ese escenario nocturno podemos imaginar que un rey avanza perplejo acompañado por su bufón o enano de la corte (tenemos las cartas del Rey de Espadas y del Loco, que vienen de perlas) y suponer un diálogo entre ellos, que el sepulturero atrapa al vuelo. ¿Qué está buscando el rey, allí, a esa hora?
Historia del reino de los vampiros. La taberna de los destinos cruzados.

(Pàg. 98)
(...) Pero ¿adónde me has traído, loco? ¡Esto es un cementerio!
Y el bufón, señalando la fauna invertebrada que pace en las tumbas:
¡Aquí reina un soberano más poderoso que tú: Su Majestad el Gusano!
Jamás he visto en mi territorio un lugar donde el orden deje tanto que desear. ¿Quién es el papanatas encargado de este ministerio?
Yo, para servir a Vuestra Majestad –y éste es el momento en que el sepulturero entra en escena y suelta su parlamento-. Para alejar el pensamiento de la muerte, los ciudadanos esconden por ahí como pueden, los cadáveres. Pero al cabo de muchas vueltas, recapacitan y vuelven para verificar si los han enterrado bastante bien, si los muertos por estar muertos son de veras algo distinto de los vivos, porque si no, los vivos ya no estarían tan seguros de estar vivos, ¿me comprendes?, y así, entre sepulturas y exhumaciones, quita, meta y remueve, ¡yo siempre estoy atareadísimo!
Y el sepulturero se escupe las manos y vuelve a darle a la pala.
Historia del reino de los vampiros. La taberna de los destinos cruzados.

(Pàg. 106)
Es de todos sabido, o por lo menos debería serlo, que si el alquimista busca el secreto del oro por afán de riqueza, sus experimentos fracasan; por el contrario, debe librarse de los egoísmos y las limitaciones individuales, llegar a ser uno con las fuerzas que se mueven en el fondo de las cosas, y a la primera transformación verdadera, que es la de si mismo, seguirán dócilmente las otras.
Dos historias en las que se busca para perderse. La taberna de los destinos cruzados.

(Pàg. 111) 
Hijo de unión culpable, matricida sin saberlo, pronto comprometido en un amor igualmente prohibido, Parsifal corre ligero por el mundo, en perfecta inocencia. Ignorante de todo lo que se debe aprender para estar en el mundo, se comporta según las reglas de la caballería porque así debe hacerlo. Y en el resplandor de una clara ignorancia atraviesa comarcas grávidas de una oscura sapiencia.
Dos historias en las que se busca para perderse. La taberna de los destinos cruzados.

(Pàg. 112) 
(...) El mundo no existe –concluye Fausto cuando el péndulo llega al otro extremo-, no hay un todo que se dé de una vez; hay un número finito de elementos cuyas combinaciones se multiplican por miles de millares, y de éstas sólo unas pocas encuentran una forma y un sentido y se imponen en medio de un polvillo sin sentido y sin forma, como las setenta y ocho cartas de la baraja de tarot en cuyas combinaciones aparecen secuencias de historias que en seguida se deshacen.
Dos historias en las que se busca para perderse. La taberna de los destinos cruzados.

(Pàg. 116)
La Sota de Copas me retrata mientras me inclino a escrutar la envoltura de mí mismo; y no tengo un aire satisfecho: es inútil que sacuda y exprima, el alma es un tintero seco.
Ahora cuento lo mío. La taberna de los destinos cruzados.

(Pàg. 120)
Tal vez ha llegado el momento de admitir que la carta número uno es la única que representa honestamente lo que he conseguido ser: un prestidigitador o ilusionista que dispone sobre su tablado de feria cierto número de figuras, y que desplazándolas, conectándolas e intercambiándolas obtiene cierta cantidad de efectos.
Ahora cuento lo mío. La taberna de los destinos cruzados.

(Pàg. 129)
Ahora que hemos visto esos trozos de cartón grasiento transformados en museo de obras maestras, teatro de tragedia, biblioteca de poemas y novelas, el mudo rumiar de palabras pedestres, obligado a elevarse poco a poco para estar a la altura de las figuras de los arcanos, podrá ahora tratar de volar más alto, de aletear con palabras más empenachadas, de esas que se escuchan desde el paraíso del teatro y que transforman en palacios y campos de batalla los apolillados telones de un escenario destartalado.
Tres historias de locura y destrucción. La taberna de los destinos cruzados.

 Altres n'han dit...
Mis [Re]lecturas, José Lupiáñez, La antigua Biblos, Manual de uso cultural, Huracanes en papel, Pep Grill.

 Enllaços:
Italo Calvino, sobre la idea i la creació, claus interpretatives, relat escrit/relat iconogràficel paper de Paolo Fabbri, artefacte combinatoritarot? quin tarot?.

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