El día antes de la felicidad - Erri De Luca






"Sentados en dos sillas en el patio, mirábamos hacia lo alto, donde acababa la ciudad y empezaba quién sabe qué, el universo tal vez."


De Luca, Erri. El día antes de la felicidad.
Madrid: Siruela, 2009


Il giorno prima della felicità. Traducció de Carlos Gumpert
Col·lecció Nuevos Tiempos, 142 i


è Què en diu la contraportada... 
Don Gaetano es un hombre para todo que vive en un edificio de viviendas de la Nápoles populosa y salvaje de los años cincuenta. Electricista, albañil, portero de los cotidianos infiernos de la vida, sabe leer también el pensamiento de las personas, y de él recibe su enseñanza el protagonista de esta novela, un inquieto huérfano de silenciosas pasiones. Ágil y despierto, el muchacho aprende a desafiar a los compañeros, a escalar los muros para recuperar balones perdidos, a detener su mirada en las ventanas. A una ventana en particular ha seguido mirando, aquella en la cual un día apareció una niña que, más tarde, volverá para solicitarle un amor imposible... El joven crecerá a través de los relatos de Don Gaetano, pero también en la memoria de una ciudad –ofendida por la guerra– que supo rebelarse contra la ocupación alemana. Y aprenderá que la vida es ritual, pasión, desafío, sangre, un camino necesario para alcanzar la madurez. ¿Acaso en esto consiste la felicidad?

è Com comença...
Descubrí el escondrijo porque el balón había ido a parar allí. Detrás de la hornacina de la estatua, en el patio del edificio, había una trampilla tapada por dos tablones de madera. Me di cuenta de que se movían cuando puse el pie encima. Me entró miedo, recuperé la pelota y me escabullí hacia fuera entre las piernas de la estatua.

è Moments...
(Pàg. 20)
(...) los pensamientos son como los estornudos, te salen fuera de repente y yo los oigo.

(Pàg. 21) 
- Una persona emplea toda su vida en llenar las estanterías y un hijo no ve la hora de vaciarlas y de tirarlo todo.  ¿Qué será lo que meten en las estanterías vacías, queso curado? Basta con que me los quite de aquí, me dicen. Y allí está la vida de una persona, sus caprichos, los gastos, las renuncias, la satisfacción de ver crecer su propia cultura en centímetros, como una planta.

(Pàg. 22) 
- Don Gaetano, ¿ocultó usted a un santo?
- No era un santo, yo le oía discutir con el padre eterno, decirle que su fe era una condena. Estamos marcados por la circuncisión, llevamos escrita en el cuerpo la denuncia. El nuestro nos ha quitado el aliento y nos ha dejado el fango. »Así llamaba al padre eterno, el nuestro. No era un santo, sino uno que se peleaba con ese nuestro suyo.
- Entonces el santo es usted, que arriesgó la vida para ocultar a un desconocido.
- Veo que quieres encontrar un santo a toda costa. No existen, ni tampoco los diablos. Lo que hay son persona que hacen algunos gestos buenos y bastantes otros malos. Para hacer uno bueno cualquier momento es adecuado, pero para hacer uno malo hacen falta ocasiones, comodidades. La guerra es la mejor ocasión para hacer porquería. Concede el permiso. Para un buen gesto, en cambio, no hacen falta permisos.

(Pàg. 26) 
-(...)  El napolitano está hecho aposta, dices una cosa y te creen. En italiano queda la duda: ¿lo habré entendido bien? El italiano está bien para escribir, donde la voz no hace falta pero para contar un hecho hace falta nuestra lengua, que pega bien la historia y permite que se vea. El napolitano es novelesco, hace que se abran los oídos y los ojos también (...)

(Pàg. 27)
Es hermosa de noche la ciudad. Hay peligros, pero también libertad. Deambulan por ella los que no tienen sueño, los artistas, los asesinos, los jugadores, están abiertas las tabernas, las freidurías, los cafés. Nos saludamos, nos conocemos, los que van tirando de noche. Las personas se perdonan los vicios. La luz del día acusa, la oscuridad de la noche otorga la absolución. Salen los transformados, hombre vestidos de mujeres, porque así se lo dice la naturaleza y nadie los molesta. Nadie pide cuentas de noche. Salen los tullidos, los ciegos, los cojos, que de día son rechazados. Es un bolsillo del revés la noche en la ciudad. Salen hasta los perros, los que carecen de casa. Aguardan la noche para buscar los restos, cuántos perros consiguen salir adelante sin nadie. De noche, la ciudad es un país civilizado.

(Pàg. 31)
Sentados en dos sillas en el patio, mirábamos hacia lo alto, donde acababa la ciudad y empezaba quién sabe qué, el universo tal vez.

(Pàg. 34)
 (...) »¿Has entendido qué clase de guerra era, chaval? Moría más gente desarmada que soldados. Por la calle empezaba a oír los pensamientos: pero ¿por qué siguen dentro de la ciudad y no van a luchar? ¿Por qué tantos abusos sobre la pobre gente en vez de irse al frente? Empezaban los pensamientos de una sola cabeza. Las persona, cuando se vuelven pueblo, causan impresión. Así llega una mañana, un domingo de finales de septiembre, por fin llueve y oigo a todos la misma palabra, escupida por el mismo pensamiento: mo`basta, ahora basta.

(Pàg. 35)
(...) Seis personas dotadas de nombre, apellidos, edad, oficio, detenían la reconquista alemana de la ciudad. Seis personas sacadas a su suerte por la necesidad resuelven la situación mientras a su alrededor los demás realizan otros muchos gestos generosos pero imprecisos. Cuando aparecen seis personas, todas a la vez, entonces se gana.

- ¿Y donde está ese pueblo ahora, don Gaetano?
- En su sitio, no se ha desplazado ni se ha olvidado. El pueblo hace lo que debe hacer, después se disuelve de inmediato, vuelve a ser multitud de personas. Corren a sus cosas, aunque más graciosos, porque las revueltas sientan bien al humor de quien las hace.

(Pàg. 39)
- (...) El vacío de cara a una pared, dejado por una librería vendida, es el más profundo que conozco.

(Pàg. 43)
(...) pero el destino puede extraviarse por el camino, no es algo seguro que tenga que ocurrir a la fuerza. El destino es una rareza.

(Pàg. 89)
Sin reloj, calculaba el tiempo por bloques. Solo en el colegio sabía el horario. Allí no hacía falta un reloj, pero todos lo llevaban. No lo deseaba. No tenía deseos.
Por encima de todo, lo divertido era el adjetivo: mío. Nada era mío en el mundo, mucho menos un padre. Estaba usando el posesivo por primera vez. Valía de poco, servía para nombrar un padre que no había sido.

(Pàg. 92)
Nápoles se había consumido en lágrimas de guerra, se desahogaba con los americanos, montaba carnavales todos los días. Entendí entonces la ciudad: monárquica y anárquica. Quería un rey aunque ningún gobierno. Era una ciudad española. En España siempre ha habido una monarquía pero también uno de los más fuertes movimientos anarquistas. Nápoles es española, está en Italia por equivocación.

(Pàg. 94)
Querido padre, no he sacado nada de ti. Lo saco de don Gaetano, total, erais amigos. Saco cosas de don Gaetano todos los días. Me enseña los oficios, me cuenta la historia, sin ningún motivo, en tu lugar. Querido padre, llaman al cristal, voy a ver quién es. Cuando vuelva, que no te encuentre en mis pensamientos.

(Pàg. 108)
(...) eso es lo único que el dinero puede hacer por ti, hacer que parezcas.

(Pàg. 118)
(...) La verdad es que no sé por qué saltamos a las calles todos a la vez como grillos. Lo que te pones a hacer en esas horas es en una pequeña parte tuyo, el resto es de ese cuerpo que se llama pueblo. Son las personas a tu alrededor que hacen como tú y tú que haces como ellos. En cierto momento estás por delante de todos, después los demás te adelantan, algunos caen muertos y los demás continúan en su nombre lo que se ha empezado. Es algo parecido a la música. Cada uno toca su instrumento, y lo que sale al final no es la suma de los que tocan, sino la música, una corriente que se mueve a oleadas, despelleja el mar, un hambre que e deja ver el pan tirado en el suelo, y tú se lo dejas a otro, es una madre que le pasa la piedra a su hijo, la conmoción que hace que se te suba a los ojos la sangre y no las lágrimas. No soy capaz de explicarte lo que es una revuelta. Si te ves dentro de alguna, la harás y no se parecerá a esta que te cuento. Y, sin embargo, será igual, porque son hermanas todas las revueltas de los pueblos contra las fuerzas armadas.

è Altres n'han dit...
Tens un racó dalt del món, Blog del CALCamins de sorra, La piel y la llagaLa antigua BiblosCafé de Madinson, Páginas de Babel, Deborahlibros, Nonostante

è Enllaços:
Erri De Luca, una mica de neorealisme, la felicitat imprevista, tecles tocades, en napolità, si us plau, Nàpols a la vena, Josep Pla retrata la Nàpols de la postguerra, els quatre dies de Nàpols.

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