Fuga sin fin - Joseph Roth






"Imagínate tantos años sobre un altar y sin ser sacrificado."


Roth, Joseph. Fuga sin fin.
Barcelona: Acantilado, 2003


Die Flucht ohne Ende. Traducció de Juan Luis Vernal
Col·lecció Narrativa del Acantilado, 41 i


è  Què en diu la contraportada... 
“Fuga sin fin” (1924) es la historia de Franz Tunda, un oficial austríaco que, después de haber sido hecho prisionero, vive bajo falsa identidad todo el proceso de la revolución rusa. Sin embargo, algo le impulsa a buscar en su antigua patria su personalidad perdida. Será ahí donde tendrá que aceptar que se ha convertido, en su propia sociedad, en lo que en términos burocráticos se llama un «desaparecido»: el trato que recibe, simpático y respetuoso, se asemeja al que se da a los bibelots extraídos de su antiguo contexto, entre otras cosas porque en Europa rige un nuevo orden político y moral y, como el protagonista, su antigua patria es a su vez una «desaparecida». También lo es la que fue su prometida, la búsqueda de la cual ha ocupado parte de los afanes del ex teniente, quien, en una última tentativa por encontrarla, viaja de Berlín a París. Una reveladora y postrer fuga que le llevará, inexcusablemente, al encuentro consigo mismo y, sobre todo, al reconocimiento del nuevo espíritu europeo.

è  Com comença...
PRÓLOGO
En las páginas que siguen cuento la historia de mi amigo, el camarada y correligionario Franz Tunda.
Sigo en parte sus notas, y en parte sus relatos.
No he inventado nada, no he compuesto nada. No se trata ya de "poetizar". Lo más importante es lo observado.
Joseph Roth.
París, marzo de 1927.

è  Moments...
(Pàg. 19)
Existen diferentes causas del amor femenino: una de ellas es la espera. se ama a la propia nostalgia y al tiempo lleno de significado durante el que uno se ha entregado a ella. Toda mujer despreciaría si no amase al hombre al que ha esperado.

(Pàg. 26) 
- (...)¡Amor!...¡Amor! -exclamó Natascha-. Eso se lo puedes contar a tu novia. Yo desprecio tu amor. ¿Qué es eso? Ni siquiera lo sabes explicar. Es una palabra que te suena, la has leído en vuestros mentirosos libros  y poemas y en vuestras revistas de sociedad. ¡Amor! ¡Qué bien os lo habéis organizado! Aquí, el hogar; allí, la fábrica o la tienda de comestibles finos; enfrente, el cuartel; al lado, el prostíbulo; y en el centro, el verdor del jardín. Hacéis como si fuera lo más importante de vuestro mundo, todo lo relacionáis con él, todo lo que hay en vosotros de noble, elevado y tierno, y a su alrededor queda sitio para vuestra bajeza (...).

(Pàg. 30) 
Hay momentos en la vida de los pueblos, de las clases, de los hombres, en los que la vulgaridad de un himno pierde importancia frente a la solemnidad con la que se canta.

(Pàg. 60) 
Había sucedido como todo en su vida, como casi todo, incluso lo más importante; así sucede también en la vida de aquellos a los que una actividad llamativa y consciente les hace caer en la tentación de creer en la libertad de sus decisiones y acciones. Con esto no hacen más que olvidar los pasos que da el destino, ajeno a sus ajetreados movimientos.

(Pàg. 63) 
"Me han dicho que mi novia se ha casado hace sólo cuatro años, es decir, que me ha esperado durante bastante tiempo. Hace cuatro años quizás hubiese sido yo todavía un hombre apropiado para ella.
"Pero hoy... hoy creo que me he convertido en un ser extraño en este mundo.
"Te preguntarás si me sentía a gusto en Rusia.
"Hace meses, vivía en un estado de ánimo para el que no existe ningún nombre, ni en ruso ni en alemán, probablemente tampoco en ningún otro idioma del mundo; un estado entre la resignación y la espera. Me imagino que los muertos, cuando ya han abandonado la vida terrena y aún no han comenzado la otra, pasan en algún momento por esta situación.

(Pàg. 65)  
Imagínate tantos años sobre un altar y sin ser sacrificado.

(Pàg. 73)
Sólo un hombre carente de imaginación podía haberse casado con ella, pues era una de esas mujeres de quienes se dice que son "buenas compañeras", más capaces de apoyar a un hombre que de amarlo. Se puede sacar buen provecho de ellas si, por casualidad, es uno alpinista, ciclista o acróbata de circo, o si se está paralítico en una silla de ruedas; pero, para mí, siempre ha sido un secreto el saber lo que puede hacer un hombre normal con una mujer de este tipo.

(Pàg. 75)
La sensibilidad social es un lujo que se pueden permitir los ricos, y que, además, tiene la ventaja práctica de que ayuda a conservar la propiedad.

(Pàg. 80)
Tunda estaba en el pasillo fumando, no había visto el cartel que lo prohibía expresamente, porque el hombre no ve lo que es absurdo. Así lo quiere la naturaleza

(Pàg. 114)
No tengo ningún remordimiento por mi inactividad, sino porque mi inactividad ni rinde dinero, mientras que la de los otros está muy bien pagada. El dinero es la única justificación de la existencia.

(Pàg. 115)
Las persona tardan mucho tiempo en encontrar su semblante. Es como si no nacieran con su propio rostro, con su frente, su nariz, sus ojos. Adquieren todos sus rasgos en el curso del tiempo, y hay que tener paciencia: se tarda mucho en encontrar los elementos apropiados. Justo entonces, Tunda había terminado de elaborar su rostro. La ceja derecha estaba más alta que la izquierda. Esto le daba una expresión de continua sorpresa, la expresión de un hombre que observa con asombro altanero las extrañas circunstancias de este mundo; su rostro era el de una persona muy elegante que tiene que compartir su mesa con gente mal educada y observa sus gestos con una curiosidad condescendiente y paciente, pero nada indulgente. Su mirada era astuta y al tiempo tolerante. Miraba como alguien que acepta el sufrimiento con tal de sacarle experiencias. Tenía un aspecto tan inteligente que casi se le podía tomar por una persona afable. Sin embargo, medio la impresión de que, en realidad, ya había alcanzado el grado de inteligencia que hace a un hombre indiferente.

(Pàg. 116)
En realidad, no sé qué hacer. Pero, ¿es necesario tener un objetivo?

(Pàg. 140) 
En lo alto, muy arriba, detrás de las nubes, vive Dios, cuya bondad es ya proverbial. Un poco más abajo viven los hombres mimados por la suerte, a los que les va bien y son tan inmunes al contagio de la pobreza que han desarrollado virtudes maravillosas: comprensión por la miseria, caridad, bondad y hasta falta de prejuicios. Pero entre los magnánimos y los otros, los que más necesitan de la magnanimidad, está enclavada, como un aislante, la clase media, los que venden el pan y dan a los hombres habitación y comida. La "cuestión social" estaría resulta si los ricos, que pueden regalar pan, fueran al mismo tiempo los panaderos del mundo. Habría mucha menos injusticia si los juristas del tribunal supremo estuvieran en los pequeños juzgados y los jefes de policía fueran en persona a arrestar a los pequeños ladrones.
Pero no es así.

(Pàg. 143)
(...) hay una pobreza a la que es preciso agradecerle la vida y miles de conocimientos, y una riqueza que mata, que mata embelleciendo, mata prestando gracia y encanto, mata dándonos felicidad y plenitud.

(Pàg. 167)
Era el 27 de agosto de 1926, a las cuatro de la tarde. Las tiendas estaban llenas, las mujeres se agolpaban en los almacenes, en los salones de moda giraban los maniquíes, en las confiterías charlaban los desocupados, en las fábricas zumbaban las ruedas, en las orillas del Sena se espulgaban los mendigos, en le bosque de Bolonia se besaban las parejas, en los parques los niños montaban en los tiovivos. En ese momento vi a mi amigo Franz Tunda, treinta y dos años, sano y despierto, un hombre joven y fuerte, con todo tipo de talentos; estaba en la plaza frente a la Madeleine, en el centro de la capital del mundo, y no sabía que hacer. No tenía profesión, ni amor, ni alegría, ni esperanza, ni ambición ni egoísmo siquiera.
Nadie en el mundo era tan superfluo como él.

è  Altres n'han dit...
La Pecera, La palabra, I libri,

è  Enllos:
Joseph Roth (1)..., ...(i 2)perfil de l'autor, "En los nombres vive una fuerza...", Anatomia d'un llibre

è Llegeix-lo:
Alemany (html)

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