Planetas Invisibles - VVAA (Ken Liu, editor)




"Él consagró mil años a apagar todas y cada una de las estrellas; ella, a escapar a la última que todavía brillaba."





Liu, Ken (Ed.). Planetas Invisibles. 
Madrid: Alianza Editorial, 2017


Invisible Planets. Traducció de David Tejera y Manuel de los Reyes
Col.lecció Runas



 Què en diu la contraportada...
Trece visiones del futuro. Trece historias poderosas que dan una idea de la variedad de voces, temas y técnicas de los autores chinos de ciencia ficción: las hay inquietantes, irónicas, distópicas, emotivas... Algunas han recibido premios y elogios de la crítica, otras han aparecido seleccionadas en distintas antologías y otras son simplemente favoritas de Ken Liu. Completan la colección varios ensayos de los propios autores sobre la ciencia ficción china y la introducción de Ken Liu.

 Com comença...
Oscurece de nuevo. Llevamos dos días en este cuchitril y no hemos visto ni un mísero pelo de rata.
Mis calcetines parecen bayetas grasientas. Es tan irritante que me dan ganas de pegar a alguien. El estómago me da punzadas de hambre. Aun así, me obligo a seguir adelante.
El año de la rata – Chen Qiufan

 Moments...
(Pàg. 32)
La moral está baja.
No se sabe muy bien qué es peor: que las ratas hayan descubierto cómo hacer caso omiso a los límites artificiales que se impusieron a su capacidad reproductiva o que hayan dado señales de inteligencia, que sean capaces de construir estructuras, tengan una sociedad jerárquica y hasta ceremonias religiosas.
El año de la rata – Chen Qiufan

(Pàg. 44)
- (...) Quiero deciros algo –anunció Guisante. Se inclinó hacia delante, sin dejar de beber de una botella-. Vivir... vivir es un sueño.
El año de la rata – Chen Qiufan

(Pàg. 51) 
Hace diez años también podía cargar con todas mis pertenencias a lapespalda: en aquella época todavía estaba en forma. Con el mapa de la ciudad vieja en el bolsillo, deambulaba entre sus calles hasta medianoche, hablaba con todas las mujeres alas que veía solas y caía rendido entre canciones y alcohol.
He vuelto. Ahora tengo un coche, una casa y todo aquello que un hombre debería tener, por ejemplo, disfunción eréctil e insomnio. Si hiciera una gráfica de mi vida con la felicidad y el tiempo como ejes, la curva ya habría alcanzado su punto más alto y se encontraría en un descenso inexorable hacia la zona más baja.
El pez de Lijiang – Chen Qiufan

(Pàg. 61) 
Intento imaginar cómo sería vivir cientos de años en un segundo, pero no tengo tanta imaginación. Estirar el tiempo hasta el infinito es casi como retrasarlo hasta que prácticamente deje de transcurrir. ¿Una mente así de dilatada no sería inmortal? ¿Para qué necesitaría un cuerpo perecedero?
El pez de Lijiang – Chen Qiufan

(Pàg. 63)
La compresión del sentido temporal es una herramienta maravillosa para mejorar la productividad y el PIB, pero tiene muchos efectos secundarios. La disparidad entre el tiempo subjetivo y el físico causa problemas metabólicos que se acumulan y revierten en síntomas graves.
El pez de Lijiang – Chen Qiufan

(Pàg. 65)
El tiempo vuela para los trabajadores, para los pobres, para el “Tercer Mundo”; va muy despacio para los ricos, para los ociosos, para el “mundo desarrollado”; se detiene para los que están al mando, para los ídolos, para los dioses...
El pez de Lijiang – Chen Qiufan

(Pàg. 67)
Llevo medio año ocultándome aquí. El sol subtropical es inclemente, pero hasta estoy más pálido. Los cinco pueblos urbanos, Shazui, Shatou, Shawei, Changshá y  Xiasha (o, literalmente, “Boca de arena”, “Cola de arena”, “Cabeza de arena”, “Arena superior” y “Arena inferior”), forman una jungla de hormigón grande y densa en el corazón del distrito de Futián. Los nombres de los pueblos suelen darle a uno la impresión de vivir dentro de un monstruo gigante y mitológico llamado Arena que vive a pesar de estar decapitado.
La flor de Shazui – Chen Qiufan

(Pàg. 72)
Todo el mundo necesitaba un placebo en esta ciudad.
La flor de Sazui – Chen Qiufan

(Pàg. 140)
- (...) Ojalá tuviéramos fuego.
- ¿Fuego?
- Donde hay fuego, hay luz. ¡Me gustaría guiarlos a todos!
- Guiar... ¿a quién?
- Guiar a los dioses en la oscuridad, a los fantasmas solitarios y a las almas perdidas, a todo aquel que no sepa adónde ir. Los guiaré a todos.
El paseo nocturno del dragón equino -  Xia Jia

(Pàg. 152)
Así era la vida de Arvardan. El día actual era un poco peor que el anterior, pero esperaba que fuera algo mejor que el siguiente. Pero incluso una descripción así era imprecisa, ya que el propio Arvardan dudaba del significado de expresiones como “algo mejor” o “un poco peor”. Mejor y peor eran variables, pero su vida era una constante, una constante basada en la represión.
La ciudad del silencio - Ma Boyong

(Pàg. 156)
El hombre no dejaba de patalear mientras las palabrotas se volvían aún más chabacanas. Uno de los oficiales sacó un rollo de cinta y, con un sonido sordo, arrancó un pedazo y se lo puso al hombre en la boca. Justo antes de que se la taparan con la cinta, el hombre consiguió gritarle con fuerza al policía “¡Que os den, hijoputas!”. Arvardan sintió cómo su gesto pasaba de ser el de un loco a mostrar una sonrisa de satisfacción, como si se hubiera intoxicado con el placer y la libertad que emanaban de aquellos insultos.
La ciudad del silencio - Ma Boyong

(Pàg. 173)
- Es un libro
- ¿Un libro?
Era una palabra antigua. Ahora que la tecnología digital había alcanzado un punto en el que toda la información podía guardarse en la Red, cualquiera podía entrar en una biblioteca digital y adquirir las ediciones digitales de cualquier publicación. Las autoridades pertinentes aseguraban que los libros en formato físico eran un desperdicio, por lo que habían terminado por desaparecer.
Wagner añadió:
- Es comprensible que las autoridades pertinentes prefieran los libros digitales. Así solo tienen que buscar y reemplazar todas las palabras sin regular de un libro y sanearlo. Pero corregir y revisar libros en formato físico sería un trabajo interminable.
La ciudad del silencio - Ma Boyong

(Pàg. 175)
- (...) la tecnología es neutral, pero su progreso hace que un mundo libre sea más libre y uno totalitario sea aún más represivo.
La ciudad del silencio - Ma Boyong

(Pàg. 212)
Somos simples viajeros que, tarareando canciones de enigmático significado, deambulamos a oscuras por el firmamento. Nada más. Cantamos al viento, eso lo sabes; cantamos al viento de una patria lejana.
Planetas invisibles – Hao Jingfang

(Pàg. 226)
A los jóvenes ya no les atemorizaba la incertidumbre de no saber cómo iban a sobrevivir; las apariencias les preocupaban muchísimo más.
Entre los pliegues de Pequín –  Hao Jingfang

(Pàg. 274)
Este es el mundo del presente. El sol del ocaso llamea con una delicadeza radiante. La masa de transeúntes se abre a su paso.
La sigue su sombra, extendiéndose mientra le pisa los talones, estilizada. Caminan juntas despacio, con esfuerzo.
Xiaoyi levanta una mano, buscando el silbato para perros que cuelga de su cuello, y lo acaricia.
“Ellos” existen. Han existido siempre.
No está sola, ni mucho menos.
Por eso no llora.
Chica de compañía – Tang Fei.

(Pàg. 290)
Él consagró mil años a apagar todas y cada una de las estrellas; ella, a escapar a la última que todavía brillaba. Él sabía que acudiría; ella, que él la esperaría, a pesar de no haber tenido ocasión de desvelarle sus planes antes de cortarse la cabeza con su propia espada.
La tumba de las luciérnagas – Cheng Jingbo

(Pàg. 316)
- (...)Es cierto que la formación calculadora era una estratagema que urdí para destruir Qin aprovechándome de vuestra obsesión con la vida eterna, pero también es un invento francamente asombroso. Su potencia de cálculo nos permite comprender el lenguaje de las matemáticas y desentrañar los misterios del universo. Podría haber originado una nueva era.
El círculo – Liu Cixin

(Pàg. 354) 
- (...) debéis iros de aquí. Para cualquier civilización, quedarse en el mundo que la vio nacer equivale a cometer un suicidio. Tenéis que surcar el universo y descubrir nuevos mundos, nuevos hogares, y esparcir a vuestros descendientes a lo largo y ancho de la galaxia, como caen las gotas de lluvia en primavera.
Cuidando de Dios -  Liu Cixin

(Pàg. 356)
-  (...) esta es una carrera a vida o muerte por ver cuál de vosotros consigue surcar antes el espacio casi a la velocidad de la luz. Es la única forma de escapar de la prisión del espacio-tiempo.
Cuidando de Dios – Liu Cixin

 Altres n'han dit...
Revista de letras (Joan Flores), In the never neverLa antigua BiblosViviendo mil vidas, SagacomicCaballero del árbol sonriente, Pliego Suelto, Je dis ce que j'en sensCuchitril LiterarioDigo.palabra.txt, Fantástica ficciónSense of wonderAmazing Stories, Net Massimo, Val's Random Comments, A rushed joke, AV/Aux, Jonathan Crowe, Pep Grill.

 Enllaços:
Ken Liu, Liu Cixin, Cheng Jingbo, Tang Fei, Hao Jingfang, Ma Boyong, Xia Jia, Chen Qiufan, la ciència ficció xinesa, precedents.

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